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La carrera de la fe

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Predicas cristianas predica de hoy: La carrera de la fe

Lectura bíblica de hoy: 1 Timoteo 6:11-12

Introducción

La carrera de la fe es más bien una carrera que se debe de correr y una batalla que se debe de luchar, esto queda claro con lo que Pablo dijo e instruyó.

Hace unos años vi un video que se llamaba cargando la cruz, en él se veían muchos hombres cargando una cruz grande y pesada, uno de ellos el que se creyó inteligente serrucho un vez la cruz, porque era muy pesada y siguió caminando, luego se cansó de nuevo y la volvió a serruchar, quedando más corta, y siguió caminando y la sintió frágil y fácil de llevar, en el andar llegaron a un sima profunda y muchos utilizar las cruz como puente para pasar y avanzar, pero el que la serrucho dos veces le quedó corta y no paso.

No conviene a los hombres, en especial a los hombres de Dios, poner el corazón en las cosas de este mundo; los hombres de Dios deben sentirse transportados con las cosas de Dios. Debe tener un conflicto con la corrupción, con las tentaciones y con las potestades de las tinieblas. La vida eterna es la corona propuesta para estimularnos. Somos llamados a aferrarnos a eso.

Debe señalarse especialmente al rico cuáles son los peligros y deberes relacionados con el uso apropiado de la riqueza, pero ¿quién puede tener esta clase de encargo sin estar, él mismo, por encima del amor a las cosas que puede comprar la riqueza? -La manifestación de Cristo es segura pero no nos corresponde saber la fecha. Los ojos mortales no toleran el resplandor de la gloria divina. Nadie puede acercarse a Él a menos que se dé a conocer a los pecadores en Cristo y por medio de Cristo.

La carrera de la fe – Bosquejo

1 Timoteo 6:11-12Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

De esta instrucción o advertencia se vuelven evidentes dos cosas:

1. La fe es sin duda una batalla “Pelea la buena batalla de la fe” dijo Pablo.

2. Somos llamados a vida eterna, pero también tenemos que “echarle mano”. La palabra griega traducida como “echar mano” aquí es la palabra “epilavou” y significa “atrapar, tomar” (Diccionario Strong).

Hemos sido llamados para vida eterna pero eso no significa que la hemos “atrapado” ya. ¡Vamos corriendo tras ella! Como dice en 1 Corintios 15:2por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.” Esto es, estamos en el proceso de ser salvados, corriendo hacia la vida eterna para atraparla.

Pero Pablo no solo dio instrucciones. Primero que nada aplicó esto a sí mismo. Como él dice:

Filipenses 3:8-15

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. 12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.

Y de nuevo en 1 Corintios 9:24-27

 “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

Como Pablo dijo en cuanto a sí mismo: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado”. La imagen que aquí vemos de Pablo no es la imagen de un cristiano que ya ha alcanzado su meta y que ya se sentó a descansar. De lo contrario, la imagen que vemos de Pablo es la de un atleta corriendo hacia la meta: “no pretendo haberlo alcanzado ya”. Es la imagen de un buen guerrero que no golpea al aire, sino que pelea poniendo sus ojos en la victoria, en el premio esperándolo a Él.

Solo hasta el final de su vida Pablo dijo lo siguiente:

2 Timoteo 4:6-8

Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Como vemos, para Pablo la fe es algo que necesita mantenerse. “He guardado la fe” dijo. Obviamente entonces la fe no es algo estático, algo que cuando se está en eso, ya se considera como hecho o pensar que te puedes relajar y automáticamente alcanzar la meta.

De ninguna manera, más bien para Pablo la fe es la buena batalla que debe ser peleada y la carrera que hay que correr. La vida eterna no es algo que ya tenemos. Es algo a lo que hemos sido llamados y estamos corriendo para alcanzarlo, para tomarlo con las manos.

Que al final de nuestras vidas podamos decir lo que dijo Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.Ninguno de nosotros considere que ya recibió el premio cuando Pablo mismo no se habría atrevido a pensar eso ni siquiera de sí mismo sino hasta el final. Que todos corramos la carrera de la fe como él lo hizo y vamos a imitarlo así como él mismo nos pide hacer en 1 Corintios 11:1.

Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

Conclusión

El Apóstol se dirige a Timoteo como hombre de Dios, no sólo porque, como cristiano, es siervo de Dios y está, por tanto, al lado de Dios, sino porque, como los profetas del Antiguo Testamento, mantiene una relación especialmente estrecha con Dios, a quien por su vocación y por su cargo ha consagrado toda su vida. No puede servir a dos señores y por eso debe huir del vicio de este mundo: la codicia.

Como en una competición, debe tender a otra meta, a aquellas virtudes que ordenan y regulan su relación con Dios («piedad») y con los demás hombres («justicia»), a las virtudes fundamentales cristianas: la fe, la caridad, la paciencia y mansedumbre, que, con amor dispuesto a perdonar, soportan los pecados y las deficiencias de los hermanos. Esta es, pues, la meta que Timoteo debe alcanzar: la plenitud del hombre interior en todas las virtudes humanas y cristianas.

© José Joaquín Salazar. Todos los derechos reservados.

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