Inicio » Predicas Cristianas » El amor de Dios

El amor de Dios

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: ¿Qué nos puede separar del amor de Dios?

Predicas Cristianas Texto Bíblico: “Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 8:39

Introducción

No existe nada más real y poderoso que el amor de Dios. Nada se puede comparar a su amor. Su amor es tan especial y único que no es algo que podamos encontrar en cualquier parte. Su amor por nosotros es tan grande, que no importa cuántas veces nos equivoquemos o le fallemos. Él siempre nos está amando y nunca se va de nuestro lado.

No necesitamos comprender el gran amor de Dios hacia nosotros, solo necesitamos sentirlo. Hay muchas cosas que no comprendemos cuando vienen de parte de Él, pero esta relación que tenemos con Dios no se trata de entender lo que Él hace. Se trata de confianza.

Podemos intentar hacerlo pero no podríamos, nuestros pensamientos no se comparan con lo que es Dios. Intentamos entender todas las cosas, intentamos pensar como Dios lo hace, pero nada de lo que intentemos hacer funcionará. ¿Por qué?

Pues la mente de Dios es mucho más grande que la nuestra (Isaías 55:9). Nuestra mente no se puede comparar con la de Él. Aunque lo intentemos nunca llegaremos a entender los planes de Dios.

I. El amor de Dios es eterno (Jeremías 31:3)

En nuestra vida conoceremos personas de todo tipo, personas que tocarán nuestro corazón y dejarán una huella. Personas que vamos a querer mucho, o también habrá personas que nos lastimarán y que nos herirán. Muchas veces habrá una persona que nos dirá que nos ama, pero hará todo lo contrario.

Toda nuestra vida estará rodeada de personas, buenas y malas, que nos amarán y nos lastimarán. Pero es diferente con Dios, Él es tan bueno y maravilloso que nunca nos falla. Su amor por nosotros perdura para siempre.

Aún si le fallamos o lo lastimamos, su amor por nosotros permanece constante. Es más, aunque muchas personas decidan abandonarnos o dejarnos de amar, Dios jamás deja de hacerlo. Él nos sigue amando con todo y nuestras fallas (Romanos 5:8).

Podemos hacer muchas cosas que hieran al Señor de alguna forma. Podemos alejarlo de nosotros si eso queremos. Pero aunque intentemos hacer todas estas cosas, él no dejará de amarnos. No importa cuánto le fallemos. Él siempre estará dispuesto a perdonarnos y a levantarnos. Él ayudará a seguir adelante y no se separará de nosotros, porque así es su amor, grande y eterno.

II. El amor de Dios es sin condición (Juan 3:16)

Dios no pide nada de nosotros, o mejor dicho, lo único que pide es que le entreguemos nuestro corazón. Todo esto lo hace siempre para beneficio de nosotros. Él desea nuestro corazón porque desea sanarlo, salvarlo y hacer algo nuevo hermoso en Él, en nosotros. Él siempre está pensando en lo mejor para nosotros (Jeremías 29:11). Su amor es tan grande que nada de lo que hagamos hará que deje de amarnos.

No merecemos ser amados por Él, no merecemos ser salvos por Él. No merecemos ser sus hijos, no merecemos nada de lo que Él nos ha dado. Pero Dios es así, va más allá de lo que esperamos. Siempre nos sorprende, no da más de lo que queremos o necesitamos, y nunca nos falla.

Si fuera por merecimiento, creo que ninguno de nosotros podría alcanzar su amor y misericordia. Ya que si nos examinamos a nosotros mismos, podemos darnos cuenta que si fuera por nosotros mismos, nunca alcanzaríamos el amor de Dios.

Pero gracias a su gran amor y a su misericordia, podemos acercarnos a Él. Gracias a Jesús que murió en la cruz por nuestros pecados, podemos tener una esperanza segura y a un Padre que nos ama, por el sacrificio que Jesús hizo. Hallamos gracia ante sus ojos y podemos acercarnos a él confiadamente (Hebreos 4:16). Es ahí cuando nos hace ver que aunque no merezcamos nada, él está dispuesto a darnos todo.

III. Nos escogió desde el principio (Efesios 1:4)

Dios no nos llama de un día para otro, no es que en un día haya decidido salvarnos y ya. Él nos ha estado llamando durante mucho tiempo. Desde que nacemos Él ya tiene un plan con nosotros, Él ya ha trazado un plan para nuestra vida.

Desde antes que aprendiéramos a hablar y caminar, Él ya estaba con nosotros, siempre ha estado con nosotros. Pero muchas veces tardamos en responder a su llamado, muchas veces lo hemos ignorado y no hemos atendido a su voz.

Isaías 41:9 dice que Él nos ha tomado desde los confines de la tierra, que no nos ha desechado. Por lo que no importa cuánto tiempo haya pasado, Dios siempre permanece ahí. Pensemos por un momento en todos los momentos en que Dios nos ha hablado y no lo hemos escuchado. Pensemos en todas las veces que nos dijo que nos amaba y lo ignoramos. Aun cuando nos despertamos hasta que nos acostamos él está ahí con nosotros, y muchas veces ni lo saludamos.

Pensemos por un momento que él ha estado tanto en los mejores como en los peores momentos de nuestra vida sin pedir nada a cambio. Que desde que nacemos es el primero en vernos y que toda nuestra vida permanece a nuestro lado. Nos escogió, nos llamó y nos amó.

IV. El amor de Dios nos llamó para ser salvos y amados 

Su plan desde el principio siempre ha sido que vivamos todos en comunión con él y que podamos ser felices con todas las personas a nuestro alrededor. Lastimosamente nos hemos salido del camino y hemos tomado nuestras propias decisiones. Nos hemos apartado de su presencia y hemos seguido las cosas que no nos convienen. La buena noticia, es que su plan no ha cambiado (Números 23:19). El Señor sigue queriendo lo mismo para nosotros.

El que lo conozcamos ya es un privilegio. Hay muchas personas alrededor de nosotros que no lo sienten como nosotros lo sentimos. Muchos que no lo escuchan hablar como nosotros los hijos de Dios podemos escucharlo.

Este es un privilegio que Dios mismo nos dio desde que nos llamó para que encontráramos salvación en Jesús. Dios es quien nos escoge para que seamos salvos. Dios es quien nos llama para estar a los pies de Cristo, pero es nuestra elección responder a su llamado o ignorarlo.

Dios no hace acepción de personas, él siempre nos está llamando, pero hay muchos que no están respondiendo. Tomemos la decisión de responderle, atendamos a su voz y démosle nuestro corazón. Él nos está llamando porque tiene un gran plan con nosotros. Dios quiere que seamos salvos por medio de Cristo Jesús y que sepamos que su amor por nosotros es más grande que nada en este mundo y que somos muy valiosos para él.

¿Qué podemos concluir acerca del amor de Dios?

Todo esto se resume en que Dios siempre nos está amando a pesar de todo. Su amor por nosotros es eterno y nada nos puede separar de él, que no importa cuán lejos o apartados estemos de él, Dios siempre está con los brazos abiertos esperándonos y recibiéndonos con amor.

Él te está mirando, y te está llamando, quiere que sepas que no importa que tan mal la hayas pasado en tu vida, él está ahí para ti. Que no importa las veces que te han abandonado o desechado.

¿Cuántas veces te has salido del camino por seguir cosas que no valen la pena? Dios te sigue amando y estará siempre contigo para levantarte y recuperarte, porque Él no te quiere perder (2 Pedro 3:9). Tú eres su tesoro, tú eres su piedra preciosa y su amor por ti nunca acabará.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

Por favor respete los derechos de autor. No copie y pegue este material en otros sitios web; el plagio es robo. Le invitamos a que comparta este material en las redes sociales copiando y pegando el siguiente vínculo es cu cuenta.

4 comentarios en «El amor de Dios»

Deja un comentario