Inicio » Predicas Cristianas » Las mejores predicas cristianas » Un corazón que honra a Dios

Un corazón que honra a Dios

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: Un corazón que honra a Dios

 Introducción

Significar la crisis que existe en varias áreas de la vida política, social, económica y religiosa en todo el mundo en la actualidad. Resaltar la necesidad que tiene este mundo de ver una iglesia comprometida con Cristo y el evangelio. Cristianos que vivan para Cristo. Que la gente al ver su nueva vida en Cristo reconozca que tienen un corazón para Dios.

Usando como ilustración la experiencia del patriarca Abraham, voy a hablarte de tres principios bíblicos que descubren un corazón que se consagra para honrar a Dios. Me gusta ilustrar mis sermones con las experiencias de personajes bíblicos, por la biblia no presenta a súper hombres usados por Dios, sino a personas comunes que dejaron usar por el Señor.

I. Un Corazón Que Honra A Dios: Oye La Voz De Dios

La biblia dice que a pesar de que Abram vivía en medio de una civilización pagana y politeísta, Abram oyó la voz de Dios.

No sabemos cómo le habló Dios a Abram. Quizás en sueños, por algún profeta ignorado, por un ángel. Incluso la biblia no deja claro como Abram llegó a conocer a Jehová. Lo cierto es que Dios le habló y lo llamó a tomar una decisión. La TLA dice que “Dios le dijo a Abram” (Génesis 12:1 TLA), y él le escuchó.

Es imprescindible que como cristianos aprendamos a oír la voz de Dios. Debemos saber distinguir la voz de Dios de otras voces que se escuchan en este mundo politeísta y que en su extremo es ateo.

La voz del afán. Vivimos tan deprisa, tan ocupados y llenos de compromisos, que no tenemos tiempo para oír la voz de Dios ni atender dignamente la familia. Pablo aconseja a los filipenses: “No se afanen por nada; más bien oren por todo. Presenten ante Dios sus necesidades y después no dejen de darle gracias por sus respuestas.” (Filipenses 4:6 NTBAD).

Esto parece imposible en América, todos tenemos preocupaciones: trabajo, familia, estudios, iglesia, deudas. Pero Pablo insiste en que podemos llevar absolutamente todo a Dios en oración. (pasado, presente y futuro). (Mateo 6:25- 33)

La voz de falsas doctrinas. La gente tiene ansias de escuchar una religión fácil que les prometa bendiciones sin compromisos, que reclamen derechos sin asumir deberes con Dios.

Dicen: El pastor siempre viene con lo mismo, déjame buscar a otra gente. “La gente dejará de escuchar la verdad y comenzará a dejarse guiar por historias falsas.” (2 Timoteo 4:4 PDT). Dice Pedro: “y el camino de la verdad (en Cristo) será blasfemado.” (2 Pedro 2:1). Y añade Judas “convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.” (Judas 1:4).

La voz del mundo. Donde todo es normal: a lo malo se le llama bueno y a lo bueno se le llama malo (Isaías 5:20). Se han perdido principios y valores éticos y morales. “No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo.” (1 Juan 2:15 RVC; 1 Corintios 15:33; Hebreos 13:5).

La voz de malas noticias. Hoy más que nunca los medios mediatizados infunden miedo, temor, pánico, manipulan la información, porque un pueblo lleno de miedo y temor es fácil de manipular.

Pero la biblia dice que el hombre que teme a Dios, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. “No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en el Señor. Cuando se acueste no tendrá miedo, pues se acostará y dormirá tranquilo.” (Salmos 112:7; Proverbios 3:24). (cf. Salmo 4:8).

Cristo nos da el máximo ejemplo de oír la voz del Padre. Él dijo: “…lo que yo le digo al mundo es lo mismo que le he oído decir a él.” (Juan 8:26 DHH). Para que los cristianos puedan decirle al mundo, lo que Dios quiere decirles, es necesario que primero, los cristianos aprendan oír la voz de Dios.

Un corazón que honra a Dios oye la voz de Dios.

II. Un Corazón Que Honra A Dios: Deja Todo Por Dios

La biblia dice que Dios llamó a Abram a romper con todo lo que para él tuviera significación. “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.” (Génesis 12:1).

Era una separación costosa. Dios llamaba a este hombre a dejar su país (para vivir como extranjero en tierras extrañas); separarse de sus parientes (de su familia) y de la casa de su padre (fuera de la cobertura paterna).

Dios le ordena a Abram a dejar lo que ahora es suyo: tu tierra, tu parentela y tu padre, para que disfrutara de lo que Él le prometía: una tierra que yo te mostraré. Te convertiré en una gran nación y te bendeciré. Te haré famoso y haré que seas una bendición para otros.” (Génesis 12:1a-2).

Y lo grandioso de esta historia es que Abram le creyó a Dios. La biblia dice: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.” (Génesis 15:6). Un corazón para Dios le cree a Dios. Descansa en sus promesas. Y lo entrega todo para honrar a Dios.

Cuando Dios nos llama a abandonar algo, que puede ser bueno a nuestro juicio; cuando nos pide que nos separemos de algo o alguien, es porque tiene mejores planes para nosotros.

El profeta Jeremías les envía un mensaje de parte del Señor a los exiliados judíos que fueron llevados a Babilonia: “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el SEÑOR—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11 NTV). Es bueno saber que el Dios en quien creemos y servimos conoce el futuro y sus planes para nosotros son buenos y están llenos de esperanza.

El llamado de Cristo al discipulado corre paralelo al llamado que Dios le hizo a Abram. La vida cristiana tiene su costo. “Y a todos les decía: Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” (Lucas 9:23 RVC).

Esto implica una renuncia progresiva y continua al egoísmo de una vida centrada en uno mismo, para darle paso a una vida centrada en Cristo y en su obra.

La experiencia del apóstol Pablo fue parecida a la de Abram. Pablo llegó a decir: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” (Filipenses 3:8).

El mayor ejemplo de entregarlo todo lo encontramos en Cristo: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” (2 Corintios 8:9). (cf. Filipenses 2:1-11).

Un corazón que honra a Dios deja todo por Dios.

III. Un Corazón Que Honra A Dios: Obedece A Dios

El mundo postmoderno en que vivimos, las personas se sienten dueñas del mundo y están condicionadas a vivir su propia vida sin importar la opinión de padres, iglesia y sociedad. Y para muchos, la opinión de Dios no cuenta.

La biblia es un libro del pasado, arcaico, que debería reescribirse. Su mensaje está fuera de contexto. Y la filosofía que predomina es que a nadie le importa mi vida. Tener fe en Dios, no es necesario. (2 Corintios 4:4).

Claro que el cristiano ha entendido que su vida está escondida con Cristo en Dios (Colosenses 3:3). Que ahora no responde a intereses egoístas. Que el orgullo no debe dominar sus sentimientos, ni el odio gobernar su conducta.

El cristiano está convencido que sujetarse a los planes de Dios es la mejor decisión que puede tomar en su vida.

El escritor de la epístola a los hebreos ubica al patriarca Abraham, en la galería de los héroes de la fe. Elogia la fe de este hombre, resaltando la obediencia de Abraham al llamamiento de Dios (Hebreos 11:8-10), “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” (Hebreos 11:8).

Dios no le dice con claridad a la tierra que le llevaría, pero Abraham decidió arriesgarlo todo. Él le tomó la palabra a Dios. No pidió un GPS ni tampoco explicaciones. No se resistió a entrar a Canaán, a pesar de que estos pueblos eran degradados, idólatras y violentos. Vivió entre ellos como extranjero. Murió creyendo que esas tierras Dios se las entregaría a sus descendientes.

No caben dudas que Dios a veces señala caminos extraños e inexplicables, pero siempre será lo mejor para sus hijos. Y se necesita fe, para creer y obedecer a Dios.

Abraham es conocido en la biblia como el padre de la fe. porque creyó contra toda esperanza y porque nunca dudó que Dios sí cumple lo que promete, aunque parezca imposible.

Aun cuando no había motivos para tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque había creído en que llegaría a ser el padre de muchas naciones.” (Romanos 4:18 NTV).

Abraham no sabía a dónde iba, pero, aun así, confió y obedeció a Dios. Este hombre tan humano como nosotros, nos demuestra que la fe genuina es la fe que está dispuesta a la aventura, es la fe que impulsa al creyente a obedecer a Dios por encima de todo lo que pueda reportar seguridad. (Hebreos 11:1).

La incredulidad (antónimo de fe) no da un paso sin explicaciones previas; pero la fe no calcula: confía. La fe arriesga. Intenta algo nuevo. Dios anda buscando corazones de fe rendidos a Él, que se arriesguen hacer su voluntad, aun cuando el mundo ni los acepte, ni los entienda.

Un corazón que honra a Dios obedece a Dios.

CONCLUSIONES

El mundo de hoy necesita hombres que tengan un corazón que honra a Dios. Dios desea usar a hombres, que a pesar de las presiones de la vida y de las tendencias modernas, estén dispuestos a oír su voz y darle al Señor la prioridad en su vida; y vivir por fe y en obediencia a su planes y propósitos. Conscientes de que Dios todo lo que promete lo cumple a su debido tiempo.

Un mundo enfermo necesita una iglesia saludable. Un mundo infestado de herejías necesita una iglesia firme en la verdad absoluta de Dios. Un mundo secularizado, frío y pragmático, necesita una iglesia llena del Espíritu Santo.

Por lo tanto concluyo con esta afirmación. “Un corazón que honra a Dios: está listo a oír su voz; dejarlo todo para honrar a Dios y está dispuesto a obedecerlo, aun cuando su obediencia parezca una locura.”

Llamado para salvación

© David N. Zamora. Todos los derechos reservados.

Central de Sermones… Predicas Cristianas

2 comentarios en «Un corazón que honra a Dios»

  1. Un corazón que honra a Dios es aquel que aprende a Oír y escuchar la voz de Dios.
    Oír y escuchar palabras similares pero muy distintas.
    Génesis 12:1
    Y dejarlo todo por nuestro Dios.
    Dejar tierra familia y todo!!

    Responder

Deja un comentario