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Nuestro libertador

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Mensaje Cristiano Texto Biblico:Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.Salmos 18:2

Introducción

David fue rey en Israel y durante su reino tuvo muchas batallas, muchos enemigos con quienes peleó. En muchas ocasiones se encontró afligido, rodeado y con peligro de muerte. Pero Dios siempre estuvo a su lado, por eso David alabó a Dios constantemente por la victoria que Él le daba.

Alaba a Dios

Lo primero que hace en este Salmo 18 es alabar a Dios por lo que Él es. David confiesa que Dios es su roca, sobre la cual se puede parar firme sin miedo a ser hundido. Dios es su libertador, quien lo libra del enemigo.

Dios es su castillo amurallado, el cual nadie puede atacar, sino que está seguro dentro de el. Dios es nuestra fortaleza, el que nos rejuvenece como las águilas. Dios es nuestro escudo, quien no permite que los ataques del enemigo nos hagan daño. Dios es nuestro alto refugio.

Pablo también escribe y pregunta quién puede separarnos del amor de Dios. Dios es el que está a nuestro lado y nada puede dañarnos. Si Dios es por nosotros nada puede atacarnos pues Él sale en nuestra defensa. Dios está alrededor de su pueblo para defender. David decía invocaré a Jehová y entonces será salvo.

Dios se mueve en medio de la alabanza de su pueblo. Cuando Dios llega no hay enemigo que pueda mantenerse en pie. No hay quien nos ataque si Dios es quien nos protege del mal.

Aunque el enemigo sea fuerte

No debemos menospreciar al rival. Sabemos que el enemigo era un querubín en el reino de los cielos. Era tanta su belleza que se rebeló contra Dios, quien lo expulsó de los cielos. Ahora se ha ensañado contra la raza humana y no quiere que nadie se salve. Es por eso que está constantemente atacándonos. Busca nuestras partes débiles para hacernos el mayor daño posible. 

Pero debemos refugiarnos en el Señor. Él usa de nuestras debilidades para convertirlas en fortalezas. Solo debemos clamar a Él, pedir a nuestro Dios ayuda en nuestras debilidades.

Clamemos al Señor, Él responderá desde su templo. Desde el cielo nos escucha y se dispone a socorrernos de toda maldad. No quiere el Señor que nos apartemos de Él, por lo que nos defiende de cualquier ataque del enemigo. 

Con poder, con gloria Él nos defiende. Con maravillas Dios se apiada de nuestra debilidad y nos ayuda a vencer la tentación. Nos ayuda a pelear las batallas espirituales y salir victoriosos en su nombre. Debemos estar sometidos al Señor y él obrará en nuestras vidas. 

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