Inicio » Bosquejos Biblicos » Imitadores de Su santidad

Imitadores de Su santidad

Bosquejos Biblicos

Bosquejos Biblicos – Texto Biblico: 1 Pedro 1:16

INTRODUCCIÓN

El hombre fue creado por Dios para que fuese santo como su Creador y llevara una vida reposada y feliz, pero debido a su desobediencia cambió su naturaleza de santidad por una naturaleza pecaminosa, y las consecuencias de su desobediencia fueron el estar distanciado de Dios y llevar una vida dura de trabajo y desgaste.

Dios armó un plan para que el hombre pudiese recuperar esa santidad, y envió a su Hijo Jesús para que por medio de su sangre pudiéramos ser santos; sin embargo, el mundo de hoy está contaminado de pecado a causa de las decisiones que toman los hombres.

Dos mil años después estamos presenciando uno de los tiempos más llenos de superficialidad de la historia, donde el hombre es medido y valorado por lo que aparenta públicamente. Es impresionante la influencia que están ejerciendo hoy en día las redes sociales sobre nuestra generación, opacando un poco la vida sencilla y valorando mucho más la vida aparente.

Es muy evidente que se le ha atribuido un valor especial a la opinión pública y cada individuo está en la búsqueda constante de la aprobación por medio de sus publicaciones y anuncios. Este movimiento en desarrollo tiene sus ventajas y sus desventajas; y entre las desventajas podemos resaltar el hecho de la falta de identidad al querer ser igual a los demás, y seguir un patrón de conducta para conseguir ser aprobado por el sistema de este mundo.

Y en el desarrollo de este movimiento el pecado está logrando encontrarse cada vez más en el corazón del hombre, su moralidad, su espiritualidad se destruyen, por eso Dios nos llama a vivir una vida diferente separado del pecado y consagrados para el en santidad.

I. SEPARADOS DEL MUNDO Y DEL PECADO

La santidad es un concepto tergiversado por el mundo y el diablo; ya que trata de asignárselo solo a personas que están muertas o que están en el cielo. Pero en el sentido práctico significa separados de los hábitos y costumbres del mundo y que son contrarias a la ley de Dios; incluso comprende primordialmente el apartarse del pecado tanto de su ejecución como de su influencia.

En el tiempo antiguo había en Israel sacerdotes apartados desde niños para ese fin, y cuando ministraban llevaban en sus vestiduras escrito: Santidad a Jehová; este era un claro símbolo de su dedicación al Dios Santo. Hoy no hay un escrito literal en nuestra vida, pero puede ser notada por Dios en nuestros corazones y por la gente en nuestros testimonios.

La santidad no es un acto subjetivo o relativo que no se pueda apreciar, antes es sencillo y solo consiste en apartarnos del pecado y del mundo, y que no demos lugar a los deseos de nuestra carne; es así como luego estaremos en clara obediencia al llamado de santidad que Dios nos hace.

II. CONSAGRADOS AL SERVICIO DE DIOS

Una vez separados del pecado sentiremos el deseo de servir a Dios y será el mismo Dios quien nos acercará a sí mismo y es desde entonces cuando de una forma íntegra podremos servirle. Servir a Dios no es el resultado de una emoción en nuestra relación con Dios, antes es el producto de una previa separación de todo lo que no agrada al Señor luego surge en nuestro corazón un deseo profundo de servicio, coronado por el llamado divino y sostenido por la gracia que nos es dada por Cristo el Señor.

De la misma forma en la que un hombre no tomaría agua de un envase sucio, en ese mismo sentido Dios no le agradaría el servicio de alguien que no está puro ante sus ojos; por más esfuerzo y dedicación que tengamos al realizar una tarea que aparentemente hacemos para Dios, él no estaría complacido de un buen servicio si el servidor no está limpio ante sus ojos.

La apariencia de hoy es un tema de mucha profundidad; los seres humanos se llevan mucho por lo que está ante sus ojos; muy fácilmente se puede aparentar ser cristiano y santo delante de los demás, pero Dios es quien conoce realmente los corazones y los escudriña a lo profundo.

No es extraño hoy en día ver personas que dentro de las iglesias tengan una conducta y fuera tengan otra, adoran y sirven a Dios y en sus lugares de habitación tienen mal testimonio; esto es precisamente lo que Dios no quiere de nosotros.

El servicio a Dios es muy importante, todos los creyentes estamos llamados a servir en la obra con dedicación y esmero; pero no olvidemos que Dios nunca se interesará más en nuestro servicio que en nuestra vida íntima. Lo que somos en la oscuridad cuando nadie nos mira, eso es realmente lo que somos, lo demás es apariencia.

III. APROBADOS POR DIOS

Santidad es la separación total del pecado, pero también es una consagración total a Dios; no solo de nuestro corazón, sino de cada aspecto de nuestra vida. Equivale a que Dios nos observa y este de acuerdo con lo que hacemos. El Salmista decía ¿de dónde me esconderá de tu presencia…? sin duda el Dios Omnipresente está en cada lugar y de allí nos observa desde su naturaleza pura y santa, y espera nuestra decisión de vivir para él.

Es cierto que cuando recibimos a Cristo comienza nuestra santificación pero no se trata de santificarnos por un día y para siempre, sino que recibiendo a Cristo se inicia este proceso, luego perseverando en su palabra, y sirviéndole hasta el final, quizás peleando muchas batallas y resistiendo a muchas tentaciones, pero si hacemos estas cosas obtendremos el galardón de ver al Señor cuando venga por nosotros en gloria.

CONCLUSIÓN

Dios es Santo y la invitación es para que imitemos su santidad, apartados de todo pecado y del mundo, consagrados a su servicio y adoración, y guardando su palabra; solo así podremos adoptar una vida íntegra agradable al Señor y conducirnos verdaderamente en una vida diferente.

La sangre de Jesús es la encargada de mantenernos limpios delante de nuestro Dios; solo tenemos que diariamente tener un arrepentimiento sincero delante de su presencia para que nuestros pecados sean perdonados y alejarnos definitivamente de lo que nos separa de Dios.

El mundo siempre querrá conducirnos a una vida de pecado invitándonos a imitar a personas que en apariencia tienen gran reputación o prestigio; sin embargo, Dios nos hace un llamado a imitar su santidad y a llevar una vida diferente.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

Central de Sermones… Bosquejos para Predicar

2 comentarios en «Imitadores de Su santidad»

Deja un comentario