Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Entendiendo la Voluntad de Dios para Tu Vida
Lectura Bíblica: Jeremías 29:11
Introducción
Hermanos, ¿alguna vez se han sentido como si estuvieran caminando en la oscuridad, sin saber qué dirección tomar? Quizás han pasado noches desvelados preguntándote: “¿Qué propósito puede tener Dios para todo esto que estoy viviendo?” Es una pregunta que, si somos honestos, todos nos hemos hecho en algún momento. La vida puede llenarnos de incertidumbre, especialmente cuando enfrentamos situaciones que parecen injustas, caóticas o fuera de nuestro control.
Tal vez estás lidiando con problemas financieros que no ves cómo resolver. Quizás hay tensiones en tu hogar, o un diagnóstico médico reciente ha sacudido tu fe. Todos tenemos esas temporadas donde la voluntad de Dios parece lejana, como si Él estuviera en silencio mientras nosotros clamamos en medio de nuestro dolor. Pero permíteme recordarte algo: Dios nunca está ausente. Su plan sigue en marcha, incluso cuando no lo podemos entender completamente.
Jeremías 29:11 es una de esas promesas que debemos abrazar con toda nuestra fuerza. Este versículo nos dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.“
Repaso Histórico
Ahora bien, como acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. Estas palabras fueron escritas a un pueblo en desesperación, pero su mensaje trasciende el tiempo y llega a nosotros hoy, recordándonos que Dios tiene un propósito para nuestras vidas.
Jeremías 29:11 se encuentra en un momento crucial en la vida del pueblo de Israel. Este versículo forma parte de una carta que el profeta Jeremías escribió a los exiliados en Babilonia. ¿Y qué significa esto? Israel, un pueblo que había sido elegido y bendecido por Dios, ahora estaba viviendo bajo el dominio de un imperio extranjero, lejos de su tierra prometida.
Imagínense cómo debió sentirse ese pueblo. Sus ciudades habían sido destruidas, el Templo había sido saqueado, y muchos habían sido llevados cautivos. Sus vidas parecían estar en ruinas. Los falsos profetas les prometían un regreso rápido a su hogar, pero Jeremías, hablando de parte de Dios, les dijo que el exilio no terminaría pronto, sino que duraría setenta años (Jeremías 29:10). En medio de esa realidad, Dios les daba esta promesa: “Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros… pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.“
¿Por qué es importante saber esto?
Es importante porque este pequeño detalle histórico refleja cómo, en medio de circunstancias aparentemente devastadoras, Dios todavía tiene un plan. El pueblo de Israel estaba en una etapa de sufrimiento, pero Dios les estaba enseñando a confiar en Él, incluso en lo incierto.
Ahora, hermanos, hagamos un paralelo con nuestros tiempos. Hoy no vivimos en un exilio físico como el pueblo de Israel, pero muchos de nosotros sentimos que estamos “exiliados” en otros sentidos. Es decir, estamos atrapados en sistemas que parecen opresivos, en situaciones que parecen imposibles de cambiar. La economía nos preocupa, los conflictos familiares nos desgastan, y la falta de estabilidad emocional o espiritual nos hace sentir lejos de la paz que Dios promete.
Pero el mensaje de Jeremías sigue siendo relevante. Aunque no entendamos por qué atravesamos ciertas pruebas, Dios sigue siendo soberano. Él sigue teniendo pensamientos de paz para nosotros, incluso cuando nuestras circunstancias sugieren lo contrario. Así que este pequeño detalle histórico nos recuerda que, así como Dios cumplió Sus promesas en el pasado, Él seguirá cumpliéndolas hoy.
Manteniendo estos breves detalles en mente, reflexionemos sobre lo que significa buscar y entender la voluntad de Dios en nuestras vidas.
I. ¿Qué significa buscar la voluntad de Dios?
Buscar la voluntad de Dios es una de las mayores inquietudes que enfrentamos como creyentes. Nos preguntamos si estamos tomando las decisiones correctas, si estamos siguiendo el camino que Dios tiene para nosotros. Pero, ¿qué implica realmente buscar Su voluntad? Reflexionemos sobre esto en tres aspectos clave.
a. Reconocer que Dios tiene un plan para nuestra vida
El primer paso para buscar la voluntad de Dios es reconocer que Él tiene un plan específico para cada uno de nosotros. Esto es algo que queda bien reflejado en el versículo principal de hoy, cuando Dios declara: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová.” Así que, no estamos aquí por casualidad. Hermanos, no somos el resultado de un accidente, sino parte de un diseño divino.
Sin embargo, muchas veces vivimos como si nuestras vidas estuvieran al azar, preocupándonos constantemente por lo que vendrá. Esto nos lleva a un estado de ansiedad que nos aleja de confiar plenamente en Dios. Es por eso que Proverbios 3:5-6 nos ofrece una dirección clara: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas.“
Hermanos, buscar la voluntad de Dios comienza con un corazón humilde que reconoce que no somos nosotros quienes controlamos nuestras vidas, sino Dios. Cuando confiamos en que Él tiene un plan, podemos vivir con paz, incluso en medio de la incertidumbre. Ahora, reflexionemos en un punto crucial: ¿realmente vivimos como si Dios tiene el control? ¿O intentamos tomar las riendas por nuestra cuenta?
Esto nos lleva a considerar el siguiente aspecto de lo que significa buscar la voluntad de Dios.
b. Buscar a Dios a través de la oración y la Palabra
Si queremos conocer la voluntad de Dios, debemos estar en constante comunicación con Él. La oración no es solo pedir, sino escuchar. En Mateo 6:33, el Señor nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Así que, buscar el reino de Dios implica dedicar tiempo a Su Palabra y a la comunión con Él.
Un gran ejemplo de esto lo vemos en el mismo Señor. Antes de tomar decisiones importantes, como elegir a Sus discípulos, Él pasó toda la noche orando (Lucas 6:12-13). Ahora piensen en esto. Si el Hijo de Dios sintió la necesidad de buscar al Padre en oración, ¡cuánto más nosotros necesitamos hacer lo mismo! Sin embargo, la realidad es que muchas veces dejamos la oración como último recurso.
Permítanme ilustrarles esto para que entiendan bien lo que les estoy tratando de decir. Imaginemos que estamos perdidos en una ciudad desconocida sin un mapa o GPS. Sin buscar dirección, seguiríamos caminando en círculos, frustrados. Así mismo es nuestra vida espiritual sin la guía de Dios.
La Biblia es el “mapa” que nos ayuda a encontrar Su propósito para nosotros.
Ahora preguntémonos, ¿Estamos dedicando tiempo a leer Su Palabra y a escuchar Su voz, o solo acudimos a Él cuando estamos en crisis?
c. Rendirse a la voluntad de Dios, incluso cuando no la entendemos
Finalmente, buscar la voluntad de Dios requiere rendirnos completamente a Él, incluso cuando no entendemos lo que está haciendo. Esto es algo que vemos claramente en este versículo de Jeremías. El pueblo de Israel estaba en el exilio, y probablemente se preguntaban: “¿Cómo puede haber un plan de paz en medio de todo esto?” Sin embargo, Dios les pedía que confiaran en Su tiempo y propósito.
El pastor y autor A.W. Tozer escribió: “Outside the will of God, there is nothing I want. Inside the will of God, there is nothing I fear.” Traducción: “Fuera de la voluntad de Dios, no hay nada que yo quiera. Dentro de la voluntad de Dios, no hay nada que temer.” (The Pursuit of God, 1948). Esta confianza es la que necesitamos desarrollar en nuestras vidas.
Hermanos, rendirse a la voluntad de Dios no significa que siempre entenderemos lo que Él está haciendo (Isaías 55:8-9), pero sí significa que confiamos en Su bondad. Tal vez estás enfrentando una tiempo difícil, pero recuerda que Dios está trabajando en los detalles, aunque ahora no lo veas.
Esto nos lleva al siguiente punto: ¿Cómo podemos reconocer la voluntad de Dios cuando estamos rodeados de tantas distracciones?
II. ¿Cómo podemos reconocer la voluntad de Dios en medio de las distracciones?
En el mundo actual, estamos rodeados de distracciones. Vivimos en un tiempo donde las redes sociales, las responsabilidades diarias y las presiones externas compiten constantemente por nuestra atención. Con tanta bulla a nuestro alrededor, reconocer la voluntad de Dios puede sentirse como tratar de escuchar un susurro en medio de un huracán. Sin embargo, la Palabra de Dios nos ofrece dirección sobre cómo discernir Su voz en medio del caos.
a. Aprender a distinguir la voz de Dios
Uno de los mayores desafíos que enfrentamos como cristianos es distinguir la voz de Dios de nuestras propias emociones, deseos o incluso de influencias externas. En Juan 10:27, el Señor dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.” Esto nos muestra que una relación cercana con Él es esencial para reconocer Su guía.
¿Cómo podemos distinguir Su voz? Primero, necesitamos familiarizarnos con Su Palabra. Dios nunca nos pedirá que hagamos algo que contradiga lo que Él ya ha revelado en la Escritura (Isaías 8:20; 2 Timoteo 3:16-17). Por ejemplo, si estamos enfrentando una decisión difícil, podemos buscar en la Biblia principios que nos ayuden a evaluar nuestras opciones.
Además, la voz de Dios es consistente con Su carácter. Santiago 3:17 nos dice: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.” Si algo genera confusión o contradice estos atributos, es probable que no venga de Dios.
Hermanos, ¿hemos estado dedicando tiempo a escuchar Su voz, o hemos permitido que el ruido del mundo nos distraiga? Reflexionemos en esto mientras pasamos al siguiente aspecto.
b. Hacer silencio en un mundo escandaloso
Para reconocer la voluntad de Dios, necesitamos aprender a hacer silencio, tanto externo como interno. En el Salmo 46:10 leemos: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.” Este versículo nos llama a detenernos y buscar a Dios en quietud, algo que parece casi imposible en nuestra vida moderna.
Un gran ejemplo de esto lo encontramos en la vida del profeta Elías. En 1 Reyes 19:11-12, Dios no se reveló a Elías en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en un silbo apacible y delicado. Esto nos enseña que, muchas veces, Dios habla en los momentos de calma, no en el ruido de nuestras ocupaciones.
¿Qué tan a menudo hacemos una pausa para estar en silencio delante de Dios? Tal vez necesitamos apartar un tiempo cada día para desconectarnos de las distracciones y simplemente buscar Su presencia. Podríamos comenzar con cinco minutos diarios, dejando que Dios hable mientras nosotros escuchamos.
La bulla del mundo no se detendrá, pero podemos elegir crear espacios de silencio en nuestras vidas. Es en esos momentos de quietud donde muchas veces encontramos la dirección que necesitamos.
c. Caminar por fe, no por vista
Otro aspecto crucial para reconocer la voluntad de Dios es aprender a caminar por fe y no depender únicamente de lo que podemos ver o entender. En 2 Corintios 5:7, Pablo declara: “Porque por fe andamos, no por vista.” Esto significa que no siempre tendremos todas las respuestas, pero podemos confiar en que Dios nos está guiando.
Imaginemos a Pedro caminando sobre el agua hacia Jesús (Mateo 14:28-31). Mientras Pedro mantuvo su mirada en el Señor, pudo hacer lo imposible. Pero cuando comenzó a mirar las olas y el viento, su fe flaqueó, y empezó a hundirse. Así mismo, nosotros necesitamos mantener nuestros ojos en Dios, no en las circunstancias que nos rodean.
El pastor y autor español Samuel Vila escribió: “La fe no es ciega, sino que ve con los ojos del Espíritu lo que no se puede ver con los ojos naturales.” (La fe es razonable, 1956.) Este enfoque nos ayuda a confiar en Dios, incluso cuando no comprendemos el camino.
Hermanos, cuando enfrentemos decisiones o momentos de incertidumbre, recordemos que Dios nos llama a caminar por fe. Tal vez no veremos el panorama completo, pero podemos dar un paso a la vez, sabiendo que Él dirige nuestros pasos.
Siguiendo esta misma línea, reflexionemos sobre el siguiente punto: ¿Cómo vivir en obediencia a la voluntad de Dios una vez que la hemos reconocido?
III. ¿Cómo vivir en obediencia a la voluntad de Dios?
Una vez que hemos reconocido la voluntad de Dios para nuestras vidas, el siguiente paso es vivir en obediencia a ella. Esto puede parecer un desafío, especialmente cuando Su voluntad nos llama a salir de nuestra zona de confort o a enfrentar situaciones difíciles. Sin embargo, la obediencia a Dios no solo es una respuesta a Su amor y autoridad, sino que también es el camino a una vida plena y bendecida.
a. La obediencia como acto de confianza
Obedecer a Dios es, en esencia, un acto de confianza. Cuando seguimos Su voluntad, declaramos con nuestras acciones que creemos en Su bondad y sabiduría. Esto es algo que queda bien reflejado en Proverbios 16:9 cuando leemos: “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos.” Aun cuando no entendemos completamente el camino, confiamos en que Dios sabe lo que es mejor para nosotros.
Un ejemplo poderoso de esto lo vemos en la vida de Abraham. En Génesis 12:1-4, Dios le pidió que dejara su tierra y su parentela para ir a una tierra que Él le mostraría. Abraham no recibió todos los detalles, pero obedeció porque confiaba en el carácter y las promesas de Dios.
Hermanos, la obediencia no siempre será fácil. Habrá momentos en los que Dios nos pedirá que dejemos atrás cosas a las que estamos apegados o que demos pasos de fe en medio de la incertidumbre. ¿Estamos dispuestos a confiar en Él, incluso cuando Su plan no se alinea con nuestras expectativas?
b. El poder de la obediencia en acción
Cuando vivimos en obediencia a Dios, experimentamos Su poder de maneras que no podríamos haber imaginado. La obediencia abre la puerta para que Dios se manifieste en nuestras vidas y haga lo imposible. En Juan 14:23, el Señor dijo: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Así que, obedecer a Dios no solo es un acto de amor, sino una invitación para que Su presencia habite con nosotros.
Pensemos en la historia de Josué y el pueblo de Israel cuando se enfrentaron a los muros de Jericó (Josué 6). Dios les dio una instrucción que parecía ilógica: marchar alrededor de la ciudad durante siete días. Sin embargo, por su obediencia, los muros cayeron, y ellos obtuvieron la victoria.
De la misma manera, cuando obedecemos a Dios, aunque Sus instrucciones no tengan sentido desde nuestra perspectiva humana, podemos confiar en que Su poder respaldará nuestras acciones. ¿Estamos dispuestos a seguir Sus mandatos, incluso cuando no comprendemos completamente Su propósito?
c. Los frutos de vivir en obediencia a Dios
Vivir en obediencia a Dios produce frutos que transforman nuestra vida y las vidas de quienes nos rodean. En Deuteronomio 28:1-2 encontramos una promesa maravillosa: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.“
Cuando obedecemos a Dios, experimentamos Su favor, paz y dirección. Pero más allá de las bendiciones personales, nuestra obediencia tiene un impacto eterno. Al vivir según Su voluntad, nos convertimos en luz para otros y en testimonios vivos de Su amor y gracia.
El autor y pastor estadounidense Charles Stanley escribió: “Obedience always brings blessing.” Traducción: “La obediencia siempre trae bendición.” (Life Principle 21: Obedience Always Brings Blessings). Este principio es inmutable. Aunque el camino de la obediencia sea difícil, las recompensas son eternas.
Hermanos, vivir en obediencia a la voluntad de Dios no es una tarea fácil, pero es el llamado más alto que podemos responder. Cada acto de obediencia nos acerca más a Él y a Su propósito para nuestras vidas.
Para concluir
Al reflexionar sobre lo que significa buscar, reconocer y vivir en obediencia a la voluntad de Dios, hemos visto que Su plan es perfecto, incluso cuando no lo entendemos por completo. Jeremías 29:11 nos recuerda que Dios tiene pensamientos de paz para nosotros, no de mal, y que Su propósito final es darnos un futuro lleno de esperanza. Este mensaje es tan relevante hoy como lo fue para el pueblo de Israel en su tiempo de exilio.
Sin embargo, sabemos que vivir conforme a la voluntad de Dios no siempre es facil. Requiere fe, confianza y una relación constante con Él. Significa dejar a un lado nuestras propias agendas, rendirnos a Su guía y caminar en obediencia, incluso cuando no vemos el panorama completo. Pero, como hemos visto en la Palabra de Dios y a través de las historias de fe, la obediencia siempre trae bendición.
Hoy, te invito a que examines tu corazón. Pregúntate:
- ¿Estoy buscando la voluntad de Dios con sinceridad, o me dejo llevar por mis propios deseos?
- ¿He permitido que las distracciones del mundo me alejen de escuchar Su voz?
- ¿Estoy dispuesto a obedecer Su plan, incluso cuando no lo comprendo del todo?
Dios no solo desea que entendamos Su voluntad; desea que vivamos según ella. Como dijo el Señor en Juan 15:5: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Permanecer en Él es la clave para cumplir Su propósito en nuestras vidas.
Hermanos, si sienten que se han alejado de la voluntad de Dios, hoy es el momento de regresar. Dedica tiempo a la oración, busca Su Palabra y pide que Él renueve tu mente y corazón. Como el pueblo de Israel en el exilio, quizás ahora no veas cómo Dios está obrando en tu situación, pero confía en que Él tiene un plan perfecto.
Te animo a que tomes un paso de fe esta semana. Dedica tiempo a estar en silencio delante de Dios, escucha Su voz y pídele que te guíe. Como dice el Salmo 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” Deja que Su Palabra ilumine tu camino y te conduzca hacia el propósito que Él ha preparado para ti.
Que este mensaje nos inspire a todos a vivir con mayor fe, confianza y obediencia a nuestro Padre celestial. Y que al hacerlo, podamos experimentar la plenitud de Su paz y Su propósito en nuestras vidas.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.