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Avanzando juntos en el evangelio

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Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Avanzando juntos en el evangelio

Predica Cristiana Texto: Filipenses 1:12-20

INTRODUCCIÓN

Es un tremendo honor ocupar el lugar del Dr. Roberto Sánchez, y lamentamos mucho que no haya llegado por las razones conocidas, oramos por su pronta recuperación. Me llamó la atención el tema para este mensaje “Avanzando Juntos en el Evangelio”. La palabra “avanzando” es un gerundio, y en la gramática es la forma impersonal de un verbo que indica la acción que está pasando, realizando o llevando a cabo. La palabra “juntos” habla de unidad, compromiso y lealtad.

Y la palabra “evangelio” es el sustantivo para indicarnos el objeto o el concepto al cual le apuntamos. De esta manera, el presente título es toda una convocación a una acción, donde los que son llamados a participar, tienen como visión la causa más grande, el bendito y único evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Este título es un desafío, porque lo contrario de avanzar es la retirada. La Biblia nos advierte acerca del fracaso y hasta el abandono del evangelio. Es posible que alguien llegó a esta conferencia con las baterías descargándosele, porque en lugar de avanzar está notando un retroceso.

Sin embargo, me parece que la consigna de este tema es el de la perseverancia. Y la perseverancia es la capacidad de enfrentar los fracasos mientras seguimos avanzando. No es cómo empezamos, sino cómo terminamos. O como dijo el sabio: “Mejor es el fin del negocio que su principio…” (Eclesiastés 7:8). Cuando dejas de avanzar será mucho más difícil volver a comenzar.

Entonces, cómo conectar este título con un texto bíblico que nos anime para ver su cumplimiento, y salir de este evento verdaderamente renovados para avanzar juntos en la proclamación del evangelio. En Filipenses 1:12-20, Pablo anticipadamente abordó este tema, y a través de su vida, y la carta dirigida a la iglesia de Filipos, nos presenta como su resolución para avanzar juntos en el evangelio. Entonces ¿cómo avanzamos juntos en el evangelio?

I. AVANZAMOS ENFRENTANDO LOS OBSTÁCULOS

a. Cuando es necesario derribar para avanzar (vers. 12b)

Un obstáculo removido nos da una visión más amplia de aquello que no había visto previamente. Considere lo siguiente. La palabra avanzar en 1:12b proviene de una raíz griega que significa “cortar antes”. ¿Cuál es su origen? Se usaba para hablar de un ejército de leñadores que precedían al ejército regular, abriendo un camino a través de un bosque impenetrable, haciendo así posible el avance de este último hacia regiones a donde de otra manera no se podía llegar.

Para Pablo, las cadenas lo podían atar a un soldado, pero el evangelio estaba siendo liberado. El mensajero pudo estar preso, pero el evangelio siempre estuvo libre. Nada ha detenido ni detendrá el avance del evangelio. Mis amados, si de repente algo ha llegado a perturbar tu tranquilidad, mira la obra del Señor a través de esa prueba, y convierte esa prueba en una oportunidad para el avance del evangelio.

A Dios nada de lo que te pasa le toma por sorpresa. osé fue vendido a Egipto como esclavo, pero su prueba salvó a su familia. Moisés pasó de un fugitivo sin esperanza a líder de Israel. Tu prueba es la oportunidad de Dios para traer más gloria a su nombre y permitir con eso el avance del evangelio.

b. Cuando lo malo que sucede se transforma para bien (vers. 13)

Pablo ha sido el misionero con la mayor visión para llevar el evangelio a nuevos territorios. Y en su visión, Roma fue su más grande objetivo por ser cabeza de playa en la capital del poderoso Imperio Romano. Si Pablo llegaba allí podía acceder a los confines del mundo mediterráneo.Y esa visión se cumplió, pero no como lo había planeado, porque en lugar de viajar como predicador, siendo ciudadano romano, llegó como prisionero después de una larga travesía registrada en Hechos 28.

Entonces ¿fracasó Pablo en su intención de llevar el evangelio a Roma porque estaba preso? ¡No! Al contrario, fue desde allí donde Pablo, encadenado a un guardia romano, escribe la carta a los Filipenses, y en lugar de quejarse por su angustioso viaje a Roma, y de su injusto encarcelamiento, dice “lo que me ha sucedido” ha contribuido para el avance del evangelio. Pablo llegó por medio de sus cadenas hasta el mismo César (4:22), cuya guarda pretoriana podía llegar hasta 10 mil soldados.

Cada 4 horas Pablo tenía diferentes soldados a quienes les predicó, y ellos le hablarían al César del “tal Jesús”, y llevarían ese evangelio a las regiones donde ellos eran asignados después. Le digo esto, si fue Nerón el que rebajó de estatura a Pablo, él debió oír varias veces de Jesucristo. El sufrimiento de Pablo transformó la cárcel en un centro de evangelización. Recordemos que fue Pablo quien escribió Romanos 8:28. Los obstáculos son las oportunidades divinas.

II. AVANZAMOS PREDICANDO OSADAMENTE

a. Cuando hay un atrevimiento para predicar (vers. 14)

Alguien predicó en alguna ocasión un sermón sobre este versículo titulado: El Evangelio Indomable, porque desde el punto de vista de su propósito, el evangelio nadie lo ha detenido, ni siquiera los mismos creyentes cuando no evangelizan, porque “si estos callaran, las piedras clamarían” Pablo elogió la osadía y hasta el atrevimiento de los hermanos en Roma, porque sus propias cadenas inspiraron a la evangelización en la ciudad más peligrosa.

Él dice que con sus cadenas “la mayoría de los hermanos se han atrevido…”. La palabra “atrevido” acá es significativa (audaz, osado, resuelto, temerario, valiente, imprudente, arrojado). La verdad de la evangelización hoy día es que hay muy pocos hermanos “atrevidos” para hablar. En Roma se dio una de las más feroces persecuciones del cristianismo.

La muerte de muchos cristianos en el coliseo romano por fieras salvajes era parte de las diversiones de la sociedad. Las estadísticas de Pablo eran de la “mayoría” de los hermanos evangelizando.

Las estadísticas de ahora son la “minoría” de los hermanos que evangelizan. Atreverse a predicar es lo que mueve al avance del evangelio. Estamos urgidos de hermanos que se atrevan, se arriesguen, se comprometan y vayan a predicar.

b. Cuando se pierde el miedo para predicar (vers. 13b)

Los hermanos de la iglesia en Roma nos enseñan lo que es una evangelización sin miedo. Su coraje para hablar de Cristo es una muestra de valor, confianza, sin temor a las consecuencias del rechazo por la persecución. El desánimo no fue un enemigo paralizante. Las cadenas de Pablo les hicieron cobrar ánimo.

El mayor enemigo de la evangelización es el temor al rechazo. Hay creyentes que jamás testifican porque están predispuestos al rechazo. Tengo la impresión que la iglesia perseguida ha aprendido el arte de testificar osadamente.

Leí acerca de un misionero “infiltrado” en medio de los musulmanes quien le preguntó a un líder qué pasaría si uno de ellos se convirtiera al cristianismo, y esta fue respuesta: “Si un musulmán se convierte al cristianismo debe ser asesinado inmediatamente, y yo mismo lo mataría por ser un apóstata”. Aquel misionero no se amilanó y siguió predicando como “infiltrado”.

¿Por qué tenemos miedo de predicar aquí con esta libertad? ¿Será que es necesario una persecución? Esteban no tuvo miedo de predicar, sino que denunció a los fariseos, saduceos, libertinos, y lo mataron, generando con su muerte una gran persecución, pero su sangre derrama fue como la semilla que impacto a Saulo de Tarso.

III. AVANZAMOS TOLERANDO NUESTRAS DIFERENCIAS

a. Los que predican a Cristo por envidia, contienda, amor y buena voluntad (vers. 15)

Cuando Pablo llegó a Roma ya había una iglesia establecida. Ya había predicadores en la ciudad, pero al parecer algunos de ellos comenzaron a tener envidia del ministerio de Pablo, y estaban anunciando a Cristo, pero con motivaciones distintas. Pablo sabia de esa situación y pronto vio a dos grupos predicando a Jesucristo, y aunque notó sus motivaciones, decidió irse por la tolerancia.

La tolerancia es la virtud cristiana que nos enseña a no obligar a todos a ser fundidos en nuestro molde o manera de actuar y trabajar. Cada iglesia y cada pastor tiene su manera de hacer la obra. Es posible que haya algunas cosas donde no esté de acuerdo en la forma, el estilo y los métodos, pero si deseamos avanzar juntos en el evangelio, debo tolerar las diferencias, aceptar cómo otros trabajan, pero sobre todo amarnos por igual.

Ilustración: Tenemos calvinistas reformados, arminianos no reformados, y hasta tenemos deformados, pero todos nos toleramos. Sin embargo, lo que no debemos tolerar es a los que en la iglesia o en la convención digan: “Yo soy de Pablo, yo soy de Pedro, yo soy de Apolos o yo soy de Cristo”, porque eso es división.

b. Que Cristo sea anunciado finalmente (vers. 18)

La actitud nuestra debe ser la Pablo, cuando dijo: Que “Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún”. No importan cuáles sean los motivos, al final debe importarnos que Jesucristo sea predicado. Nos conviene la tolerancia. Jesús soportó la intolerancia de los discípulos (Lucas 9:49-50).

Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. 50 Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. Dios es soberano para usar a un pez y una asna para reprender a dos profetas desobedientes y cumplir sus propósitos. Pastoree por nuevos años en Canadá.

Recién llegado los que me buscaron fueron los pastores pentecostales. Cuando estuve con ellos casi les digo, parafraseando lo que le dijo Pedro a Cornelio: “Ustedes saben cuán difícil le es a un bautista juntarse con un pentecostal”. Pero nos toleramos, y cuando fueron a elegir el nuevo presidente de la asociación de pastores de la ciudad (unos 50), me eligieron su presidente, y en medio de nuestras diferencias, me goce con ellos en ese tiempo. Frente a los que otros están haciendo para Cristo, mi lema de ser el mismo de Pablo: “Me gozo, y me gozaré aún”.

IV. AVANZAMOS MAGNIFICANDO A CRISTO

a. La oración y el Espíritu magnifican a Cristo (vers. 19)

Pablo fue el hombre de la esperanza hasta el final. Está preso y encadenado, pero tiene la esperanza de ser liberado; esa esperanza la atribuye a la oración de sus hermanos filipenses; pero, sobre todo, al poder del Espíritu de Cristo que le ha guiado hasta ahora.

Si la oración y el poder del Espíritu Santo son nuestros principales recursos, el avance del evangelio será indetenible, y el nombre de Cristo será exaltado. Por qué Pablo deseaba ser liberado. ¿Por qué no quería morir? De ninguna manera. La única razón por la cual desea seguir viviendo era para seguir ayudando al avance del evangelio. Observe lo que dice en el vers. 24 “pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros”.

Mientras algunos desean morirse, e irse con el Señor, Pablo anhela vivir para seguir anunciando a Cristo, y para beneficio el crecimiento de la obra y la edificación de sus queridos hijos espirituales. “… conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (vers. 20)

b. La esperanza y el anhelo que Cristo sea exaltado (vers. 20)

De esta manera la pasión de Pablo es que, si la muerte llegara estando en la cárcel, lo cual era muy probable, esa muerte traería más gloria a Jesucristo; por esto llega a decir: sea por “vida o por muerte”, Cristo será “magnificado”.

Pero ¿cómo podemos magnificar a Cristo si Él es infinitamente grande, y los cielos de los cielos no lo pueden contener? Bueno, como lo hizo Pablo con la guardia pretoriana del César. Para aquellos soldados Cristo no era nadie, pero Pablo lo engrandeció cuando les habló de Él y su evangelio.

Magnificar a Cristo es hacerlo más deseable, más precioso, agradado, complacido entre los hombres. La gente necesita ver a un Cristo más grande, más poderoso, más amoroso y compasivo, y es con nuestro testimonio como llenamos esa necesidad. Pablo concluye con las palabras “ahora y siempre”, y esto significa que, aunque esté preso, en aflicción y que nada me salga bien, no voy a parar hasta ver a Cristo magnificado en mí.

CONCLUSIÓN

Se dice que Nerón tenía cuarenta hombres en su ejército, luchadores. Y cuando estos cuarenta hombres venían a pelear ante el emperador salían todos robustos, con sus hombros todos cuadrados y enormes músculos. Cuando llegaban delante de su presencia le decían: “Somos cuarenta luchadores que luchamos por ti, oh emperador para ganar la victoria para ti, y para ti, la corona del vencedor”.

Todos en el imperio sabían quiénes eran estos luchadores. Eran algo así como los equivalentes campeones olímpicos. Llegó a oídos de Nerón que algunos de ellos se habían hecho cristianos. El cristianismo comenzara a expandirse, y el ser cristiano era un crimen digno de muerte. Los cristianos deberían morir por la hoguera, la espada o la bestia.

Nerón le dio orden a su comandante general Vespasiano, diciéndole que él necesitaba revisar a su tropa y si encontraba algún cristiano, éste debería ser ejecutado de inmediato. Vespasiano alineó sus tropas, y les dijo: “Un edicto ha llegado del emperador. Si existe algún cristiano, yo le voy a pedir que usted confiese serlo.

Se me ha dicho que un cristiano nunca niega ser cristiano. Pero quiero anticiparle que si usted confiesa ser cristiano, ciertamente morirá. Entonces Vespasiano preguntó ¿hay algún cristiano aquí? Pero este hombre no estaba preparado para lo que estaba a punto de suceder. Porque cuando algunos dieron un paso hacia delante, los demás lo dieron también.

Los cuarenta luchadores habían entregado sus vidas a Jesucristo. Cuando Vespasiano vio aquello pensó que era una equivocación, que no podían ser todos los cuarenta. Vespasiano les dijo que retrocedieran, que negaran su fe, pero ninguno se movió. Vespasiano no quiso matarlos con su espada.

Así que pensó en otro plan. Era invierno para ese tiempo, e ideó hacer una fogata al lado de un lago congelado. Luego despojó a esos hombres de toda su armadura. Los puso desnudos en el hielo y les dijo: “Si alguno quiere negar a Cristo, lo único que tiene que hacer es acercarse a la fogata”. Vespasiano estaba seguro que ellos regresarían, pero él no estaba preparado para lo iba a escuchar.

Él había escuchado lo que estos hombres decían delante del emperador, pero ahora los escucha cantar. Los soldados comenzaron a cantar: “Somos cuarenta luchadores, luchando por ti, oh Cristo, para ganar la victoria para ti, y para ti la corona del vencedor”.

Vespasiano pensó que solo era un canto y que pronto cambiarían de idea. Al pasar la noche se puso más frío y ellos seguían cantando lo mismo: “Somos cuarenta luchadores, luchando por ti, oh Cristo, para ganar la victoria para ti, y para ti la corona del vencedor”.

Pero el canto se hacía más y más débil. El frío los estaba paralizando. Después el canto cesó. Y de repente Vespasiano se acercó y vio entre todos a un hombre que se levantaba y daba la espalda a Cristo acercándose a la fogata. Y entonces Vespasiano pensó: “Aquí viene este, el resto lo seguirá pronto”.

Él dijo que lo sabía porque él conocía a los hombres, los otros pronto vendrán. Pero no estaba preparado para lo que iba a oír. Escuchó otra vez el canto que decía: “Somos 39 luchadores, luchando por ti, oh Cristo, para ganar la victoria para ti, y para ti la corona del vencedor”. Y cuando Vespasiano vio lo que hizo aquel traidor, se quitó todo lo que tenía y se unió a los 39 soldados, y comenzó con ellos a cantar: “Somos cuarenta luchadores, luchando por ti, oh Cristo, para ganar la victoria para ti, y para ti la corona del vencedor”.

Pablo también era un soldado, y este fue su cántico: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (vers. 21). Si Cristo no ha sido tu vida, la muerte no será tu ganancia. La consigna de este mensaje ha sido avanzar, y no retroceder. Pero el llamado es a hacerlo juntos, porque la unidad nos fortalece, y nos da poder para seguir. Pero la causa de ese avance es el evangelio de Cristo. En este pasaje Pablo nos dejó este pensamiento central: “todo lo que me ha pasado ha contribuido para el avance del evangelio”.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA

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Julio Ruiz
Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. Otros 9 años los dedicó a pastorear en Vancouver, Canadá y los últimos 9 años en Columbia Baptist Church en su ministerio hispano, donde estuvo hasta agosto del (2015). A partir de octubre del mismo año (2015) comenzó una nueva obra que llegó a constituirse en iglesia el 22 de mayo de 2016 bajo el nombre de Iglesia Bautista Ambiente de Gracia en la ciudad de Burke, Virginia. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá. Además de haber sido presidente de la convención bautista venezolana en tres ocasiones, también fue profesor del seminario teológico bautista. El pastor Julio por espacio de unos 18 años publica sus sermones y artículos por estos medios. Es casado con Carmen Almera Ruiz y tiene tres hijas y una nieta: Laura, Oly, Sara e Isabella. Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251-6590.

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