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La acción del hijo pródigo

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Predicas Cristianas Texto Bíblico:Él entonces le dijo: hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.” (Lucas 15:31-32)

Introducción

Esta historia del hijo pródigo no se limita a una parábola de Jesús a quienes le escuchaban, es una historia que se repite en cada generación. En estos día todavía hay personas que se alejan de su padre, pero no de su padre natural, sino de su Padre Celestial.

Dios nos ha tomado como hijos suyos y como tales hemos cambiado nuestra vida para vivir para Él. Sin embargo existen personas, igual que el hijo pródigo, que se aparta de su padre para vivir perdidamente.

Muchos se preguntan por qué de esta decisión del hijo. Al leer la historia completa nos damos cuenta que no era un padre malvado, sino que trataba bien a sus hijos. Pero como tenemos una visión limitada del mundo podemos pensar que estando en casa no estamos cómodos y que existe algo diferente, podemos vivir de otra manera. Pero como a este hijo, nos damos cuenta que fuera de casa de nuestro padre no encontraremos la satisfacción de nuestro ser.

Por eso este hijo volvió a su padre arrepentido, habiéndose dado cuenta que en casa de su padre estaba el alimento, estaba la paz y la bendición.

1) La caída del hijo pródigo

La parábola nos indica que era el hijo menor, se armó de valor, fue a su padre y le pidió su herencia. El padre se la concede y tiempo después lo abandonó yéndose lejos a mal gastar el dinero que el padre le había dado.

Esto nos deja ver una caída en la vida de esta persona. De cómo abandona la vida en casa de su padre y malgasta el dinero. Este joven fue y vivió perdidamente. Muchas veces las personas conocen del Señor, al poco tiempo por las presiones de la vida o simplemente por la costumbre, se alejan de Él, esto lo conocemos como caer de la gracia.

Tampoco es posible comprender cómo esto es posible, pero muchos nos alejamos de Dios teniéndolo todo, estando en bendición, pero el enemigo logra engañarnos y apartarnos del camino del Señor. Como este joven nos apartamos y vamos por la vida alejados de la casa de nuestro Padre, donde lo teníamos todo, principalmente su amor incondicional.

El estado de este joven fue tan precario que empezó a codiciar la comida de los cerdos, pues todo lo que tenía lo había gastado. Así es el estado de el hombre lejos de Dios, en perdición, en pobreza, solo en Dios tenemos todo lo que necesitamos.

2) La conciencia del hijo pródigo

Estando en esta situación el hijo pródigo se da cuenta de lo que tenía en la casa de su padre y de la situación que está viviendo a causa de sus malas decisiones. ¿Dónde estuvo la maldad? desde el momento que tomó la decisión de dejar a su padre. Pudo haber cometido muchos pecados estando lejos, pero la decisión de tener esa vida la tomó desde ese momento que quiso alejarse de su casa.

Estando alejados de Dios estamos expuestos al pecado, estamos siendo esclavizados por él sin darnos cuenta. Muchos dicen soy buena persona, pero no busco a Dios. El pecado es estar lejos del Señor, cuando no le buscamos, cuando dejamos que nos gobierne el pensamiento humano. Este joven se dio cuenta de su situación, pudo ver que estaba mejor en casa, que lo que el mundo le ofrecía no le daría satisfacción, no la del alma.

3) El arrepentimiento del hijo pródigo

Estando en esa situación, fue consciente de su error y se arrepintió de haberse alejado y buscar su propio camino. Si nos alejamos de Dios, Él no nos ha abandonado, ´´El quiere que volvamos a sus brazos. Dios no es hombre para mentir y dice su palabra que nos ha amado con amor eterno. Dice también su palabra que su misericordia es para siempre.

Dios se agrada cuando nos arrepentimos de nuestras malas decisiones. Cuando el ladrón que murió al lado de Jesús le reconoció como Salvador, fue perdonado. Este hombre sabía que estaba siendo ejecutado por haber vivido perdidamente. Seguramente hizo mucho mal y por eso estaba muerto, pero se arrepintió de sus malas decisiones en el último momento. Dios le recibió, fue redimido.

Si no hemos conocido al Señor, o si le conocimos y nos apartamos de Él, igual el Señor está con los brazos abiertos esperando que nos arrepintamos de las malas decisiones y que regresemos a sus brazos de amor. No encontraremos las puertas cerradas ni el castigo de un padre furioso, sino que encontraremos amor eterno.

4) El hijo pródigo abandono del pecado

Cuando Jesús perdona a la mujer adúltera, le dice que se vaya y que no peque más. Cuando el joven rico se acerca al Señor de forma pretenciosa, el Señor le dice que debe hacer para ser perfecto, pero cuando el joven se aleja se va triste, sin querer tomar el consejo del Maestro.

Lo que Dios nos pide no siempre es lo que queremos, si estamos en el mundo, si amamos lo material o el pecado. Pero si eso lo que Dios quiere debemos cumplirlo. La mujer se fue agradecida y seguramente no pecó más, pero el joven se fue y quizá no hizo lo que el Señor le pidió, porque amaba más sus riquezas que hacer la voluntad de Dios.

Lo que sí es verdad es que debemos tomar acción en lo que Dios nos pida. Cuando Moisés leyó la ley delante del pueblo se las presentó y el pueblo debía tomar acción y elegir a Dios o no servirle. El hijo pródigo también tomó acción, se vio hundido en pecado y decidió regresar a su padre.

Encontramos el punto de la ruptura cuando decidió alejarse, pero encontramos el punto de la restauración cuando decidió regresar a su padre. No fue consciente de su situación y se quedó haciendo lo mismo, sino que supo que debía cambiar y humillarse ante su padre.

Dios quiere que nos demos cuenta que sin Él no somos nada, pero quiere que actuemos, que nos volvamos a Él y nos arrepintamos de nuestros malos caminos, para que pueda Él recibirnos con amor y bendecirnos. Cuando nos arrepentimos y regresamos a Dios humillados Él se agrada y movemos la misericordia del Señor.

5) Confesión ante el padre del hijo pródigo

Dice la palabra que el padre cuando vio al hijo que regresaba, aún de lejos fue movido a misericordia. Movemos la misericordia de Dios cuando nos humillamos, cuando nos tragamos el orgullo, cuando decidimos no vivir más para nosotros sino vivir para Él.

Este hijo regresó a donde pertenecía, a la casa de su padre. Así Dios quiere que volvamos a donde verdaderamente pertenecemos. No pertenecemos al mundo, estamos en el mundo pero no somos del mundo.

No pertenecemos al pecado, Dios quiere que la relación que tengamos con Él sea pura, por eso envió a su hijo para que nuestros pecados fueran borrados. No pertenecemos a la escasez, al dolor, a la enfermedad, pertenecemos a Dios, al proveedor, al sanador, al libertador. 

Si pertenecemos a Dios volvamos a Él, regresemos a la adoración, a la lectura de la palabra, regresemos al servicio, regresemos a su presencia. No pertenecemos a estar lejos de Dios, pertenecemos a su presencia y a la comunión con su Espíritu. Es ahí a donde debemos encaminar nuestros pasos, es ahí donde encontraremos la bendición del Señor.

6) El recibimiento del hijo pródigo

El padre al ver a su hijo que regresa no le recrimina por que se alejo, no le hace ni una sola pregunta, sino que se prepara para recibirle y hace fiesta pues su hijo regresa. Lo que hace el padre es vestirlo, le coloca un vestido nuevo, zapatos en sus pies y un anillo. Este anillo simboliza la autoridad que le fue dada por el padre. 

Quizá el hijo pródigo pensó que su padre le castigaría, que no lo dejaría entrar o que simplemente lo ignoraba, pues se alejó sin razón de su padre. Pero el padre en lugar de eso hace fiesta, matan un becerro gordo y celebran el regreso del que se había perdido. Dios hace fiesta en el cielo cuando un pecador se arrepiente. 

Seamos como el hijo pródigo, volvamos a la casa de nuestro padre y postrados confesemos nuestro pecado, confesemos que hemos pecado contra nuestro Padre, quizá toda la vida, pero que el tiempo de acercarnos a Él ha llegado. Seamos como este joven que tuvo el valor de abandonar su inmundicia y humillarse ante su padre, quien no le rechazó sino que le recibió con gusto.

Dios nos recibirá con gusto, con bien, con los brazos abiertos, con su amor eterno. Dios nos recibe en su reino, aunque hayamos estado lejos de Él, lo que le interesa es que le reconozcamos y que estemos con Él en su casa para siempre.

Conclusión

Dios está llamando en estos últimos tiempos a las personas para que regresemos a sus pies. La fiesta está preparada, confesemos nuestro pecado delante de Él y empecemos el cambio, empecemos a vivir para Él. Nos pondrá un anillo en la mano y vestidos nuevos para hacernos distinguir como hijos suyos. Pondrá también calzado en nuestros pies para que caminemos con Él por sus sendas.

Podemos pasar de estar codiciando la comida de los cerdos a comer un becerro gordo en la fiesta que el Señor prepara para nosotros, es cuestión de que tomemos la decisión y actuemos humillados delante de Dios, humillados delante de nuestro Padre celestial.

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