El Espíritu Santo habite en nosotros

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Y si no lo echamos por el pecado o la falta de amor a Dios, no lo hará. Tenemos la promesa de Cristo de dejarnos un abogado ante el Señor. El Espíritu es ese abogado, que intercederá ante el Padre por nuestra salvación. Él es el consolador que Jesús nos brindó hasta que Él vuelva. (Juan 14:16)

Cuando creamos que hemos sido abandonados por Dios, porque nos asalta el desaliento y la tristeza, debemos recordar esto. Dios no sólo está cercano, sino que está dentro nuestro inspirándonos que busquemos su presencia. No nos abandona, nosotros no debemos abandonar nuestro trato con Él. Oremos con fe y obremos con amor para vivir en su presencia.

La Palabra de Dios es la voz del Espíritu Santo

Cuando Cristo ascendió a los cielos, los apóstoles estaban atemorizados. Se sentían abandonados y perdidos. Pero Cristo vino y les dio el Espíritu Santo. Desde entonces, habita en los creyentes y les impulsa a dar a conocer a Cristo al mundo. Su voz es la que hizo que los discípulos recordasen las enseñanzas del Señor y las pusieran por escrito.

Por eso, en la Palabra de Dios está presente la voz del Espíritu Santo. Debemos oírla con atención y humildad. Él nos dará la fuerza para entregarnos con alegría al servicio de Dios.

Pero si no conocemos su enseñanza, nunca podremos seguir sus preceptos. Escuchemos y pongamos por obra lo que Cristo nos enseñó y el Espíritu Santo nos hizo recordar. (Juan 14:26)

Debemos reunirnos alrededor de la Palabra de Dios y aspirar a ser verdaderos discípulos suyos. El discípulo no sólo escucha a su maestro, sino que pone en práctica lo que le enseñó.

El Espíritu Santo nos dará la luz necesaria para comprenderla y saber aplicarla a nuestra vida. Hagámoslo con su sabiduría y con el amor de los hijos de Dios que han renacido en el Espíritu Santo.

Conclusión

El Espíritu Santo está en nosotros. Es nuestra culpa si lo alejamos por el pecado y la negligencia en atender a su voz interior. Debemos pedir la conversión del corazón y arrepentirnos verdaderamente, para ser una morada digna para el Señor. Nunca seremos totalmente puros, pero sí podemos ser verdaderamente arrepentidos y fieles a su inspiración. (Lucas 11:13)

Si buscamos en la Palabra de Dios, encontraremos el consuelo. Porque allí, el que nos habla es el Espíritu Santo que la ha inspirado. Él es el que nos recordó las enseñanzas de Cristo para que podamos ponerlas en práctica. Pidámosle a Él la constancia para ser discípulos fieles del Señor.

© Lorenzo Garcia. Todos los derechos reservados.

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Lorenzo Garcia
Siervo de Jesucristo. Me gusta leer la palabra de Dios y redactar mensajes cristianos que espero le sirvan de bendición.

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