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Su palabra es viva y eficaz

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Mensajes Cristianos Predica de Hoy: Su palabra es viva y eficaz

Mensaje Cristiano Texto Bíblico: Hebreos 4:12

Introducción 

La gracia de Dios y su palabra nos llega limpia y cristalina, como el agua que brota de una fuente, que llega por medio de una tubería torcida, golpeada, imperfecta. A veces el medio que Dios elige para invitarnos a seguir su palabra es un medio humanamente imperfecto. Pero nos transmite igualmente esa palabra de infinita bondad y sabiduría. Sólo los insensatos podrían pensar que el escuchar a un mensajero “sobrenatural” nos hará más fácil la cotidiana lucha cristiana por ganarnos el cielo.

Dios habla de muchas formas (Job 33:14)

La voz de Dios y lo que nos pide en cada momento es un reto, es difícil y siempre está probando nuestra capacidad de renuncia. La dificultad de seguir la voz de Dios no está en que si el mensaje nos llega por medio de una inspiración o por medio de la voz de un profeta o incluso por un milagro sensible.

Realmente no importa cómo nos interpela Dios y qué medios utiliza para invitarnos a ser mejores, a superarnos y a vencer nuestras pasiones. Al final, siempre nos encontraremos frente a la disyuntiva de si renunciamos a nuestras tendencias o nos dejamos llevar; de si nos comportamos con entereza o nos resquebrajamos, de si somos honestos o engañamos, de si nos dejamos llevar por la lujuria o nos mantenemos firmes y respetamos nuestro cuerpo y a las demás personas.

De si compramos cosas superfluas o controlamos esos impulsos… Si fuera un ángel quien nos transmitiera el mensaje de Dios, de todos modos al final nos encontraremos frente a frente con la disyuntiva de seguir a Dios o a nuestras pasiones.

Ser fieles a Cristo y a su Palabra, no depende de cómo nos lo pide; depende de la fortaleza de nuestra decisión, de nuestra capacidad de hacer caso a nuestra conciencia, de nuestra capacidad de hacer lo correcto aunque sea difícil… En definitiva, depende de la firmeza de nuestro carácter, nada más.

Ha hablado muchas veces y de muchas maneras (Hebreos 1:1)

A lo largo de la historia, Dios se ha revelado de muchas maneras a los hombres. Ha hablado a través de los profetas y su Palabra. Sus ministros también han sido mensajeros de su voluntad.

Pero además, Dios nos habla directamente en nuestra conciencia. Él nos llama a ser como el hombre nuevo, a vestir la armadura de la fe y resistir las tentaciones. Nos insta a perdonar y a buscar la santidad, a orar como hijos ante nuestro Padre celestial.

Nos exhorta a ser mansos y humildes de corazón, a orar incluso por nuestros enemigos. Nos anima a llevar nuestra cruz diaria y, en última instancia, nos invita a seguir sus pasos y a imitarlo.

Su llamado es a ser más fuertes que nuestras pasiones y a mantener nuestros ojos en el cielo, en la vida eterna.

La inspiración de Dios

Realmente no importa cómo nos llega esa inspiración de Dios, sólo importa que seamos dóciles y seamos buenos cristianos con todo lo que eso significa. Pero a veces podríamos pensar que seguir la voz de Dios era fácil para los apóstoles, para quienes pudieron presenciar los milagros, para quienes escucharon la voz de Jesús directamente con sus oídos.

Y pensamos que eso sería garantía para hacernos santos. Pero leyendo la palabra de Dios, nos damos cuenta que también hubo personas malagradecidas con Jesús, como los leprosos que al ser curados no regresaron a agradecerle a Jesús por el milagro (Lucas 17:11-19).

También hubo personas que prefirieron su comodidad y el dinero en vez de seguir a Jesús, como el joven rico (Mateo 19:16-26); también hubo personas que no confiaban en Él a pesar de haber presenciado innumerables milagros y haberlo visto transfigurado. Como los apóstoles que tenían más miedo en la tempestad que confianza en Jesús (Mateo 8:23-27). También hubo quien prefirió vender a Jesús por treinta monedas (Mateo 27:3), hubo quien negó conocerlo… (Juan 18) Y eso que eran sus amigos cercanos.

Con lo cual entendemos que lo único que define quiénes somos, no es quién o cómo nos invita a ser santos, sino qué decisiones tomamos (1 Corintios 3:4-9). Nuestra voluntad siempre será libre para tomar sus decisiones y serán nuestras decisiones, nuestros hábitos los que definirán quiénes realmente somos.

La conversión a Dios

A veces podría alguien pensar que la conversión a Dios está garantizada y se logra sólo si tenemos una revelación especial, si presenciamos algún milagro especial, o si fuera Dios mismo quien se nos presentara sensiblemente. ¡Pero no! Dios ya se ha revelado y hablado y se ha presentado sensiblemente y ha obrado milagros… Y a pesar de esos mensajes claros e inconfundibles, los hombres no siempre han sido fieles a Cristo.

Lo único que garantiza nuestra conversión es la fortaleza de nuestras decisiones y de nuestro carácter, guiada y reforzada por la gracia de Dios.

Ese es el mensaje que Jesús transmite con la parábola del pobre lázaro y el rico epulón que banqueteaba y se regodeaba en su riqueza, pero cuando al morir Dios sopesó sus méritos, le faltó peso y terminó en el infierno (Daniel 5:27).

El rico pidió ayuda para que sus hermanos se convirtieran y no cayeran en el mismo lugar de tormento y por eso le dijo al Padre Abraham que mandara a Lázaro a aparecerse a sus hermanos, pensando que viendo a un fantasma las personas tendrán el motor suficiente para ser santos.

Pero el Padre Abraham le responde que sólo tienen que escuchar la Palabra de Dios que les llega por los medios ordinarios; eso debe bastarles para tomar buenas decisiones. Si no lo hacen, ni siquiera la visión de un fantasma va a lograr esa conversión (Lucas 16:29-31)

Conclusión

La única garantía para escuchar la voz de Dios es nuestra humildad; no se revela con medios extraordinarios (Hechos 20:32), tenemos que ser capaces de descubrir su voz suave en medio de los ruidos y escándalos del mundo; la voz de Dios compite con las redes sociales, con las noticias amarillistas, con el sensacionalismo, con las carcajadas huecas.

Pero quien quiere ser de Dios percibe su presencia y su palabra; sólo  quien desea acercarse a Dios, de corazón, puede descubrir su voz (2 Reyes 20:16). Y sólo quien desea sinceramente ser fiel a Dios, toma consistentemente las decisiones correctas, con carácter y entereza; sin temor a ir contracorriente.

© Elena Torres. Todos los derechos reservados.

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