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La puerta que nadie puede cerrar

Estudios Bíblicos

Prédica de Hoy: La puerta que nadie puede cerrar

Tema: Las siete iglesias de Apocalipsis – Parte VI

Estudios Bíblicos Lectura Bíblica: Apocalipsis 3:7-13

INTRODUCCIÓN:

La ciudad de Filadelfia estaba ubicada a unas 28 millas de la ciudad de Sardis, y se cree que era la más joven de todas las demás nombradas. Fue fundada alrededor del año 150 a. de C. por el rey Atalo de Pérgamo, cuyo apodo era Filadelfo, que significa “amante de un hermano”.

Tenía este rey un hermano llamado Eumenes, por quien sentía tal deferencia y admiración que nombró esta ciudad en su honor. Fue la ciudad a la que se le cambió el nombre unas tres veces después de enormes terremotos que la destruyeron y fue reconstruida como Neocesarea, Flavia y otra vez Filadelfia. Y fue en esta ciudad donde se constituyó una floreciente iglesia que bien hizo honor al nombre de la ciudad.

Tengo la impresión de que este es el nombre que más les ponen las denominaciones a sus iglesias, porque si algo desean es que esa iglesia se parezca a aquella, la más elogiada, que formó parte de las siete del Apocalipsis. Así que la iglesia de Filadelfia es única entre las siete que venimos estudiando. No hay contra ella, al igual que la iglesia de Esmirna, ni una sola queja por parte del Señor.

¡Es la iglesia que alegra el corazón del Señor! Es la iglesia a quien el Señor mismo se encargó de abrir la puerta que nadie podía cerrarla. Es tan consolador ver a una iglesia con una puerta abierta. No siempre vemos iglesias de “puertas abiertas”.

Una puerta abierta habla de oportunidad, de trabajo, de servicio, de dedicación. Consideremos las razones por las que la puerta de una iglesia no se cierra.

I. POR CAUSA DE AQUEL QUE TIENE LA ENTRADA

1. “Esto dice el Santo, el Verdadero…”.

Estos atributos solo corresponden a Dios, y al aplicarlo a Jesús es porque Jesucristo es Dios. Sí, Jesucristo es parte de la deidad. Él es uno con Dios. Él es el santo de Israel de quien los profetas hablaron.

Nuestro Señor Jesucristo se presenta en primer lugar como “el Santo”, este título se repite otra vez en (Apocalipsis 6:10), pero en ese caso aplicado a Dios. Así fue conocido Dios en el Antiguo Testamento (Habacuc 3:3).

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