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La voz de Dios

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Estudio Bíblico de Hoy: La voz de Dios

Escuchar la voz de Dios

¿Está Dios hablando aun en el presente? ¿Es posible escuchar la voz de Dios? Algunos creen que Dios puede guiarnos y conferir dirección cuando la necesitamos. Otros dicen que Dios solamente nos habla por lo que leemos en la Biblia. Creo que Dios todavía nos habla hoy por medio de su Espíritu Santo así como lo hizo en los tiempos Bíblicos. ¿Qué cree usted?

Muchos líderes de la Iglesia creen en la doctrina de los fariseos solo aprueban los escritos de Moisés, y cualquier voz o escrito profético subsiguiente, sería inválido. Solamente aceptan los primeros cinco libros de la Biblia y nada más.

Aunque es cierto que la Biblia es un libro concluido, y nadie se atreve a agregar algo más al Canon de las escrituras, la idea de que servimos a un DIOS MUDO (UNO QUE NO PUEDE HABLAR) es una gran herejía teológica.

La necesidad de escuchar la voz de Dios

Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mateo 4:4). La terminología “sale” habla de una función presente y continua.

Esto significa que algo que sucedió en el pasado, está sucediendo en el presente, y continuará ocurriendo en el futuro. Este versículo puede ser traducido como sigue “el hombre vive de toda palabra que ha sido hablada y continúa siendo hablada por la boca de Dios”.

Dios quien habló en épocas pasadas, está hablando en el presente y continuará hablando en el futuro ¡Dios no es un Dios mudo! ¡Oh cuánto necesitamos escuchar su voz! Solamente podemos vivir (tener la vida y bendición de Dios en nuestra iglesia hoy) por medio de escuchar cada palabra que salga y continúe saliendo de la boca de Dios hacia nuestros corazones.

Conocer la Voluntad de Dios

Todo líder de la Iglesia afronta esta pregunta: ¿Qué espera Dios que yo haga, y que debo dejar que el haga? La biblia dice. No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. (Zacarías 4:6). Algunos han sugerido que esto enseña que Dios hará todo con su Espíritu y que nosotros no tenemos que hacer nada.

Otra parte, Jesús dijo: Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. (Lucas 12:47). Esto nos enseña claramente que Dios nos hace responsable a sus siervos del deber de conocer su Voluntad y tomar acción para ponerla en ejecución. Dios desea líderes en la Iglesia que pongan en ejecución su voluntad.

La voluntad de Dios establece límites de nuestra responsabilidad. Si no entendemos su voluntad seremos juzgados con menos ira o dureza, pero seremos juzgados de todas maneras. A fin de hacer la voluntad de Dios, es vital que le entendamos. Para poder hacer su voluntad tendremos que escuchar su voz.

Cosas que nos impiden escuchar la Voz de Dios

Corazón no perfecto hacia Dios

Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti. (2 Crónicas 16:9). La gente en los tiempos Bíblicos entendían que el corazón era el asiento de (a) las emociones o afectos. (b) los motivos (c) las intenciones de la persona. Dios esta vitalmente interesado en estas cosas.

Afectos terrenales. Si nuestro afectos están puesto en las cosas terrenales más bien que en las celestiales, ello es una ofensa directa a Dios la Biblia nos dice en (1 Juan 2:15) y (Mateo 22:37) que tenemos que amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas.

Motivaciones impuras. Si nuestros motivos o motivaciones son impuras como las del profeta Balaám (Números 23), entonces Dios juzgara con severidad. Balaám cambio los dones milagrosos que Dios le otorgo por dinero, fama y prestigio.

Intenciones erróneas. Ananías y Safira (Hechos 5) pretendieron donar todo dinero para la obra de Dios, pero la verdad era que se habían quedado con una gran porción de la venta. Dios los mato porque su intención fue mala.

¡Oh cuánto necesitamos vigilar nuestros afectos y motivaciones a fin de estar seguros de que son puras. Dios conoce nuestros corazones.

La dureza de Corazón

Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones”. (Hebreos 4:7)

Dios le dio la oportunidad al pueblo de Israel para que pudieran entrar en la tierra de Canaán, pero ellos fracasaron por desobediencia. Hoy en estos día Dios nos da esa misma oportunidad para que podamos entrar en la tierra prometida, nos está llamando con dulce voz, nos trae con cuerdas de amor para que tengas reposo en aquel lugar, si oyes la voz del maestro no endurezcas tu corazón sino se obediente en lo que él te manda. Dios premia la obediencia.

Falta de Perdón

La falta de perdón detiene la voz de Dios; se cuenta de una hermana muy consagrada la cual estaba padeciendo de una terrible enfermedad llamada artritis reumatoide, una vez llego donde su pastor y le pidió que orara por su enfermedad ya que no podía mover sus extremidades, en el círculo de oración el espíritu Santo le reveló al Pastor que ella estaba en esa condición por falta de perdón.

Su esposo siempre la había maltratado y ella nunca le perdonó eso, después de la oración el Pastor llamo a parte a la hermana y le contó lo que el Espíritu le dijo, exclamó él ¿esto es cierto hermana? Y ella rompió en llanto y le confesó todo, meses después comenzó a recuperarse poco a poco.

Esta historia ilustra cuán importante es tener nuestros corazones bien con Dios. Un corazón endurecido, con callos, incrédulo y que guarde rencor a los demás, de seguro que puede impedirnos escuchar la vos de Dios.

La desobediencia impide que Dios hable

Hudson Cornwall dijo que estaba orando fervientemente rogando a Dios que le hablara. El Señor le dijo al final: “Hudson, ¿Por qué debería hablarte de nuevo, cuando no me has obedecido en lo que te dije la última vez que te hable?” el Pastor se levantó e hizo al momento lo que Dios le había pedido que hiciera previamente. Entonces continúo escuchando la voz del Señor como antes.

Es difícil obedecer; unos de los problemas más graves en nuestra Juventud es la desobediencia a sus padres, creen saberlo todo y al final nada saben. Cuando estaba muchacho el problema era que cuando estaba viendo mi programa favorito en la tv. Me mandaban a la tienda a comprar algo. Muchas veces iba otras no.

El problema que paso con el gran Saúl y que lo llevo al destierro total y fracaso fue la “desobediencia” (1 Samuel 15:22). Dios le dio instrucciones y él no las cumplió, cada vez que Dios de una instrucción hay que hacerlo cueste lo que cueste ¿Por qué? Porque es una orden.

El orgullo impide la obediencia: “nadie me manda” al pasar de los años estando en la Iglesia he visto este perfil en varios Pastores nadie les puede decir nada porque no lo hacen, se creen más que otros. Pero si nos pusiéramos a pensar que sería de mi si Cristo no me hubiera rescatado. No estuviera aquí, así que todo se lo debemos al Espíritu Santo quien nos enseñó y nos hizo subir a donde estamos.

Nadie es más que nadie. Solo Cristo que es la cabeza. Decía un renombrado Evangelista:” cada vez que subo a una plataforma para orar por los enfermos, he tenido que colgar mi orgullo sobre la cruz nuevamente pues sé que es la única manera que unos cuantos de aquellos por los que oro reciban sanidad”

Muchos de nosotros nos hemos atrincherados para no hacer lo que Dios nos ha dicho debido al temor de lo que otros puedan pensar si le obedecen.

La Biblia dice: El temor del hombre pondrá lazo; Más el que confía en Jehová será exaltado. (Proverbios 29:25). Nuestra mente carnal piensa “si tratamos de hacer lo que Dios nos ordena y fracasamos, ¿Qué pensará la gente?

Mis hermanos no me entenderán, mi Iglesia no estar de acuerdo con lo que Dios me dice que haga”. No permitas que el orgullo le paralice. Trate de hacer lo que sienta que Dios desea que haga. Aunque es posible que experimentemos varios fracasos de seguro también obtendremos varios triunfos. Corramos el riesgo. Salgamos con fe e intentémosle con fe.

Las preconcepciones impiden la obediencia

Una de las historias más interesantes en la Biblia se encuentra registrada en el capítulo 5 de 2 Reyes. Este ilustra vívidamente como nuestros conceptos anticipos nos impiden escuchar y obedecer la voz de Dios.

Naamán casi pierde la bendición. Naamán era un general sirio cuya sirvienta israelita era su prisionera de guerra. El General padecía de la incurable enfermedad de lepra. Su sirviente le contó acerca del profeta en Israel llamado Elíseo que tenía poder de Dios para sanar. Naamán se comunicó con el rey Israel siguiendo los canales diplomáticos e hizo arreglar para visitar a Eliseo.

Cuando el sirio llego al hogar humilde del profeta envió a su sirviente a decirle al General Naamán lo que Dios había dicho que hiciera. “Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio”.

Naamán se fue enojado y dijo: “He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra”. (Note el concepto anticipado sobre cómo sería sanado) “Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado”.

No obstante uno de sus criados le suplicó diciendo: “Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?” finalmente le persuadió su criado y descendió al Jordán.

Cuando obedeció, su carne se tornó tan suave como la de un niño y quedo completamente sano. El general casi pierde la bendición que vino a buscar debido a sus ideas preconcebidas que tenía sobre como Dios le iba a sanar. Podemos ver, la preconcepción está arraigada en el orgullo.

Es como la declaración de “yo lo sé todo “cuando las cosas no salen como queremos nos marchamos enojados y resentidos porque Dios no hizo las cosas según nuestra preconcepción de cómo las haría. Somos muy dados a pensar las cosas antes de tiempo, queremos que se haga como lo hemos pensado y estudiado, pero para sorpresa Dios no trabaja así. Todo en su tiempo.

© Juan Carlos Jimenez. Todos los derechos reservados.

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3 comentarios en «La voz de Dios»

  1. Aunque es cierto que la Biblia es un libro concluido, y nadie se atreve a agregar algo más al Canon de las escrituras, la idea de que servimos a un DIOS MUDO (UNO QUE NO PUEDE HABLAR) es una gran herejía teológica.

    No es un Dios mudo, puede leer la biblia hermano, son 66 libros hermosos.

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    • Hermano no se a donde usted entendió que Dios es mudo si hay una palabra mal escrita es otra cosa porque yo predico un Dios que habla no mudo así que me disculpa si hay alguna palabra mal escrita

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