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La esperanza que en Cristo tenemos

Estudios Biblicos… Predicas Cristianas

1 Tesalonicenses 4:13-18

Propósito: Animar a los dolientes, y desafiar a los incrédulos a verificar la clase de esperanza que tienen en la vida, para que reciban la esperanza que Dios en Cristo como oportunidad ofrece.

Texto clave: “…Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza…” (RVR1960). “…Hermanos míos, queremos que sepan lo que en verdad pasa con los que mueren, para que no se pongan tristes, como los que no tienen esperanza…” (TLA).

Introducción:

La muerte, es el fin de la jornada de vida, es como la noche que llega con su sombra tenebrosa, pero con ella encontramos descanso de nuestra labor, pues nuestro trabajo ha terminado. En otros casos, la muerte es inoportuna y nos sorprende, se presenta ante el humano cuando éste o esta, está llena de vida, de salud, de vigor y mucha esperanza en él y para él, en un futuro inmediato. La muerte, llega a interrumpir nuestra labor, la muerte, derriba todos nuestros planes y esperanzas en la vida presente.

Cuando la muerte nos aguijonea, tiene el poder de sustraernos de la realidad, de hacernos sentir vacíos y tristes. Tal es el caso de lo que sentimos hoy, pues una gran mujer desaparece en el escenario de la vida, sociedad e iglesia militante. Ante semejante dolor, vacíos y tristezas que deja la persona amada que se nos ha adelanto, ¿Habrá esperanza para ella, como para nosotros los que nos quedamos a sufrir los dolores y miserias de la vida? O estamos condenados a quedarnos tan sólo con el sentimiento de pérdida y con la esperanza débil y escurridiza que los humanos tan sólo tenemos aquí.

Desarrollo:

Es esta situación que aborda Pablo en la carta a los hermanos de Tesalónica. 1 Tesalonicenses 4:13 “…Hermanos míos, queremos que sepan lo que en verdad pasa con los que mueren, para que no se pongan tristes, como los que no tienen esperanza…”

Los hombres y mujeres de esta localidad, estaban agobiados, tristes por la partida de sus seres queridos, tal vez por la vejez, o por alguna violencia física o accidente en la vida. En su dolor y preocupación por sus seres amados y ellos mismos, formularon la pregunta.

¿Qué pasa con los que se nos adelantan en esta vida? ¿Qué pasa con nuestros seres queridos que han muerto? ¿Qué sucede con los nuestros que han sufrido la tragedia de la muerte? Es a esta inquietud colectiva sobre el duelo de la muerte de los seres queridos, al cual Pablo ofrece puntual respuesta bíblica: Esto con el propósito definido de alentar los ánimos de los familiares que en cierto momento han experimentado el dolor de la punzada del aguijón de la muerte. Cap. 4:13 Todo hombre y mujer ha experimentado este dolor indeseable, pero, inevitable.

A todos los presentes, en cierto momento al presentarse la muerte les ha robado la alegría, y la esperanza de vida. Pero, hay una gran diferencia entre todos los presentes, aunque esto sea invisible para muchos ojos. Pablo, habla de dos clases de personas que existen en el presente ante el dolor de la muerte:

1. Los que tienen la esperanza que Cristo ofrece.

Los que tienen real esperanza y los que tienen una esperanza débil y vaga, que cuando la muerte llega, se las arrebata, y los deja con un gran hueco en el corazón para toda la vida.

Esa dolorosa cicatriz que deja la muerte en muchos, no genera costra. Pablo, nos dice que sólo en la muerte y resurrección de Cristo, hay real e ilimitada esperanza, alegría y paz. (Vers. 14) ¿Quiénes gozan de esta bendita esperanza?

A. Nosotros los que creemos que Jesús murió y resucito. (Juan 11:23-25)
B. Juan 11:40 “…Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?..”
C. Esperanza para los que mueren confiando en Él.

Para los que mueren confiados en Jesús, la muerte no es el fin. Tan sólo es el inicio y la espera de un recuentro real, y personal con el Cristo resucitado y glorificado. Tan sólo es entrar en la segunda sala de espera, para esperar el glorioso retorno de nuestro majestuoso Dios (vers. 16).

¿Quiénes entran en este reposo con esperanza?

1 Tesalonicenses 4:16 “…Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero…”

“…«Muere la gente honrada y a nadie le llama la atención; desaparece la gente buena y nadie entiende que la muerte
los libra de sus males. 2 Ellos me obedecieron en todo y ahora descansan en paz»…” Isaías 57:1-2

“…Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios….” (RVR1909). El RIP: Se conoce como RIP o R.I.P a las siglas “Requiescat in pace”, es una expresión en latín que significa “descansa en paz”, en español.

La muerte en fe y obediencia a Cristo, tan sólo es una entrada a la paz: Según el profeta Isaías

2. Los que no tienen esperanza: En la vida presente todos caminamos hacia diferentes rumbos, y muy diferente caminos.

Pero, inevitablemente en cierto momento estaremos en un mismo punto de encuentro. La biblia define a esto como dos caminos un camino ancho y otro camino angosto.

Los hombres y mujeres caminan en el desarrollo diario de vida en uno u otro camino. “No hay lugar a un caminar neutral” (Mateo 7:13-14). Así que, todos los seres humanos caminamos hacia la eternidad, sólo que cada uno por su muy particular camino.

Tal vez, todos los aquí presentes suframos la muerte antes de que vuelva aquel que murió y resucitó hace dos mil años, luego todos vamos a ser despertados: (vers. 15) para presentarnos y rendir cuentas. Ante el tribunal de aquel que toda la vida nos ofreció su esperanza. 2 Corintios 5:10 “…Porque todos nosotros vamos a tener que presentarnos delante de Cristo, que es nuestro juez. Él juzgará lo que hicimos mientras vivíamos en este cuerpo, y decidirá si merecemos que nos premie o nos castigue…” (TLA).

En el camino de la vida, todo hombre y mujer camina muy variado y distinto camino, sí, pero llegará el momento en el cual nos encontremos en un mismo punto. “La muerte y el tribunal de Cristo” Hebreos 9:27-28 “…Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan…”

Conclusión:

Pablo, ha dejado bien claro, que los que mueren abrazados de la fe en la muerte y resurrección de Cristo, son los que tienen el real beneficio de una esperanza inquebrantable. Y esta fe y esperanza es un valor que cambia nuestras tristezas en alegría.

1 Tesalonicenses 4:18 “…Así que, anímense los unos a los otros con estas enseñanzas…”

A los hijos y nietos, nueras y todos los seres queridos que tiene la hermana Alicia, el consuelo nos llega de Dios, porque tenemos conciencia que ella, “Duerme abrazada en la fe y esperanza de un despertar glorioso para encontrarse con el Cristo, a quién creyó antes de morir” Nuestra hermana, murió conforme a la esperanza ofrecida por Cristo en la cruz del calvario. Por tanto, su esperanza está más que garantizada. Pero, y usted que me escucha. ¿Con qué esperanza vive en el día, día su vida? ¿Si murieras hoy, estas seguro de que estas en Cristo? ¿Te gustaría disfrutar esta esperanza hoy, que Jesús en su muerte y resurrección ofrece? Hoy, puede ser tu último momento y oportunidad.

Confiésale tu maldad, deja de vivir esa vida de perdición, arrepiéntete, créele, busca en el día, día de tu vida honrarle con una vida de obediencia. Isaías dijo: “…«Muere la gente honrada y a nadie le llama la atención; desaparece la gente buena y nadie entiende que la muerte los libra de sus males. Ellos me obedecieron en todo y ahora descansan en paz»…” Isaías  57:1-2

Recuerde, todos moriremos y todos vamos a ser despertados cuando el retorno de Cristo se dé. Unos van a ser despertados para eterno sufrimiento y otros despertados para entrar al eterno disfrute de la compañía de su creador.

© Saúl Bak Poot

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