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Las promesas de Dios

Bosquejos Bíblicos

Prédica de Hoy: Las promesas de Dios

Bosquejos Bíblicos Lectura Bíblica: Números 23:19; Romanos 4:21

Propósito:

Es demostrar que nuestro Dios es un Dios, de promesa y de Pacto. Desde en A.T. Dios viene hablándole a los seres humanos, cumpliendo lo que promete a aquellos que caminan con Integridad.

Introducción:

Todo el que lee la Biblia atentamente dirá que su mensaje es vivo y completo, porque su autor es Dios mismo. Él nos interroga, nos muestra nuestras verdaderas necesidades, y nos hace promesas que las satisfacen. Estos son algunos ejemplos: En la palabra de Dios, hay más de tres mil promesas, que Dios cumple.

1) El perdón: “…Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana…” (Isaías 1:18).

“…Yo, yo soy el que borro tus rebeliones… y no me acordaré de tus pecados…” (Isaías 43:25).

2) La vida eterna: “…Y yo les doy vida eterna…”, dijo Jesús (Juan 10:28). “…El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida…” (Juan 5:24).

3) Una seguridad: “…Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna…” (1 Juan 5:13).

4) Una relación con Dios: “…Mas a todos los que le recibieron (Jesús), a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios…” (Juan 1:12).

5) La paz del corazón: “…La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo…” (Juan 14:27).

6) La apacible espera de un futuro feliz: “…Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo…” (Tito 2:13).

7) Promesa, como la del Padre, iba a cumplirse: “…Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días…” (Hechos 1:4-5).

8) En forma de “…lenguas repartidas, como de fuego…” (Hechos 2:3), el Espíritu Santo, persona divina, descendió a la tierra y se posó sobre cada uno de los discípulos. Seguidamente su poder se manifestó en ellos: tuvieron la capacidad para expresarse en idiomas que no conocían. Así Dios remedió en gracia la maldición de Babel y confirmó a todos que la bendición divina iba a extenderse por toda la tierra (Génesis 11:1-9).

9) La fiesta judía de pentecostés atraía cada año a Jerusalén una considerable muchedumbre de israelitas esparcidos por todas las naciones. Esa concurrencia ofreció la oportunidad para tener la primera gran reunión de evangelización. ¡Cuántos motivos de admiración para esa multitud! Cada uno pudo oír hablar en su propia lengua “las maravillas de Dios.”

10) Y los que las presentaban eran unos “galileos” sin mucha instrucción (comp. 4:13 y Juan 7:15). No es necesario pertenecer a una elite ni haber realizado ciertos estudios para ser siervo del Señor. Depender de él y someterse a la acción del Espíritu Santo son las principales condiciones requeridas. ¡Que cada uno de nosotros pueda cumplirlas! Tres mil personas fueron convertidas y bautizadas después de esa primera predicación. Es es una sorpresas fantásticas.

11) ¿Qué estoy buscando? ¿Cuál es mi proyecto de vida? se ajusta a las promesas de Dios.

Recordemos lo que Cristo dijo: “…Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón…” (Mateo 6:21). Lo que amamos, nuestro “…tesoro…”, nos ata y nos transforma. Si amamos el mundo y sus placeres, quizá todo vaya bien durante algún tiempo. Pero nuestra sed de felicidad no estará verdaderamente satisfecha, y perderemos nuestra vida. Respondamos más bien a la invitación de Dios, vayamos a Jesucristo, quien nos dará una paz, un gozo y una esperanza que traspasan todo, incluso la muerte.

12) El desafío para nosotros, cristianos, es vivir en el mundo sin dejar que el mundo viva en nosotros. Y decidirnos creer en las promesas de Dios. Si buscamos primero el reino de Dios, es decir, la presencia del Señor en toda circunstancia, podremos vivir felices, sin estar ligados por los valores y las prioridades del mundo. Así, nuestra vida en este mundo será realmente benéfica para nosotros y para nuestro entorno, y honrará al Señor.

Conclusión:

Así, nuestra vida en este mundo será realmente benéfica para nosotros y para nuestro entorno, y honrará al Señor.

Llamado:

Estamos llamados a creer las promesas de Dios. ¿Qué estamos haciendo, para a justar nuestras vidas a las Promesas de Dios?

© Neptaly Molina. Todos los derechos reservados.

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